Imagina sobrevivir al Titanic y seguir trabajando en barcos, para que luego hablen de problemas laborales
Aunque James Cameron quiso meter todas las historias del naufragio que pudo dentro de Titanic, lo cierto es que algunas se le escaparon. Al fin y al cabo, en su interior viajaban 2.224 personas, y hubiera necesitado una larguísima serie documental para hacer guiños a todos mientras, a la vez, trataba de contar la historia de Jack y Rose y su amor -absolutamente inventado, al menos que sepamos- dentro del barco. Sin embargo, hay al menos una historia que nos da una pena tremenda que no fuera adaptada: la de Violet Jessop.
Y otro naufragio más
Violet Jessop tenía 25 años cuando se montó en el Titanic, y venía de ser sirvienta en el RMS Olympic un año antes. El barco en cuestión, que era la embarcación de lujo más grande del mundo en aquel momento, chocó con el buque de guerra británico HMS Hawke, pero, por suerte, no murió nadie y, de hecho, el barco pudo volver a puerto por él mismo. Jessop siguió trabajando allí, sin temor a sufrir más accidentes, hasta que la transfirieron al Titanic.
No creo que haga un spoiler si os cuento que el barco chocó contra un iceberg y se hundió, pero tal vez os sorprenda que Jessop fuera vital para la supervivencia de varios pasajeros, porque sirvió como ejemplo de comportamiento para los que no hablaban inglés. Consiguió entrar en un buque salvavidas junto con un bebé y fue rescatada por el RMS Carpathia, que la llevó a Nueva York. Obviamente, este sería el final de sus desventuras marítimas, ¿no?
Pues… no. Durante la I Guerra Mundial, Jessop trabajó para la Cruz Roja Británica, más particularmente en el barco-hospital Britannic, conocido como «el hermano joven del Olympic y el Titanic», que (sí, lo habéis adivinado) se hundió después de detonar una mina naval alemana. Murieron 30 personas, pero no nuestra heroína, que después de tres naufragios sobrevivió hasta 1971.
Hay quien dice que James Cameron metió su increíble historia en la película, pero es muy sutil. Hay una pequeña referencia en una escena en la que Thomas Andrews le dice a una sirvienta llamada Lucy que lleve su chaleco salvavidas y sirva como ejemplo. Menos da una piedra, pero, todo sea dicho, merece una película propia. Sí o sí.