«En el cole las profesoras, en casa los padres y aquí por lo menos nos dejan en paz». Puede que hayas reconocido el diálogo de un niño embutido en un tren de Renfe Cercanías allá por 1995 en un anuncio nostálgico que dio la vuelta a España. Sin embargo, nadie esperaba que ese niño iba a acabar ganando un Goya, dirigiendo sus propias películas y convirtiéndose -un poco a su pesar- en uno de los sex symbols patrios más reconocibles. ¿Alguna vez te has preguntado cómo fueron los primeros pasitos de Mario Casas en lo audiovisual?
Las chicas son un rollo
Con menos de diez años, Casas se había convertido en un niño anuncio de primera categoría. Famoso es, por ejemplo, el anuncio de Colonias Barbie en el que le dice a un perrete «Las chicas son un rollo, solo juegan a las muñecas, y al pelear pellizcan, pero huelen tan bien…», o aquel de Telepizza en el que aseguraba que «con Telepizza te lo pasarás de cine» (en una promoción que, todo sea dicho, iba bien surtida con VHS de El chip prodigioso, Gremlins, Los Goonies y dos recopilatorios de Animaniacs).
En 2005, diez años después de hacer anuncios para marcas como Old El Paso, Scalextric, Maggi, Boomer o Pascual, Mario Casas debutó por fin en televisión con un pequeño papel en 2005 en Motivos Personales, que llevó a siete episodios más en la telenovela Obsesión (de la que quizá no te acuerdes, pero acumuló 328 capítulos en total). Poco a poco se fue haciendo un nombre, y en 2006 debutó en el cine con El camino de los ingleses dirigido por el mismísimo Antonio Banderas, al mismo tiempo que conseguía un papel principal en la mítica serie millennial SMS, Sin Miedo a Soñar.
Años después, cuando Casas fue a La resistencia, cabe destacar que no se acordaba de una sola línea de los anuncios en los que participó. No hay que olvidarse del pasado, hombre, Mario, con la de peliculones que se daban con Telepizza.