En su día, allá por 1995, Waterworld se consideró una máquina de quemar dinero que culminó en un fracaso terrible que hundió la carrera de Kevin Costner para siempre. Sin embargo, vistos ahora, sus números nos parecen hasta buenos: costó 172 millones (ajustada a la inflación, 344 millones) y recaudó 264. Ni tan mal, vistos algunos fiascos de hoy en día. Waterworld, por elevados que nos parezcan los números, solo sería la decimonovena película más cara de todos los tiempos teniendo en cuenta la inflación, a años luz de… El despertar de la Fuerza.
Hace mucho tiempo, arrancando brazos…
Hace nueve años que nadie se atreve a superar el pico de «película más cara de la historia». J.J. Abrams lo rompió todo con el Episodio VII de Star Wars, El despertar de la fuerza, que llegaba una década después de La venganza de los sith y antes de que Disney+ se lanzara dando lugar a un Universo Expandido más importante que nunca. Sin embargo, y sorprendentemente, le permitieron a Abrams estar a punto de cambiar a un personaje para siempre.
El afable Chewbacca, interpretado por última vez por Peter Mayhew antes de retirarse, tiene una escena eliminada en la que se enfrenta en un bar a Unkar Plutt (Simon Pegg) y le devuelve la pistola que acababa de robar a Rey. Entonces coge su brazo, se lo arranca de cuajo y lo tira por la habitación. Ya nos avisó Han Solo que no queríamos ver la furia de un wookie, pero esto es demasiado.
Chewbacca ha cambiado de persona tras el disfraz: ahora es el turno de Joonas Suotamo, el doble de acción de Mayhew, que lo interpretó en Los últimos jedi y El ascenso de Skywalker. No sabemos si volveremos a ver al personaje alguna vez en pantalla grande, pero todo es posible en la galaxia, sobre todo si al final Donald Glover consigue hacer su película de Lando Calrissian. Que la Fuerza (y las ganas de escribir a Chewie) le acompañen.