Darren Aronofsky no tenía mucho dinero, así que creó un ‘crowdfunding’ cuando nadie más lo hacía
Darren Aronofsky está detrás de algunas de las películas más relevantes de las últimas dos décadas. La lista: Requiem por un sueño (2000), El luchador (2008), Cisne negro (2010), Madre! (2017) y La ballena (2022). Y eso que no hemos dicho su filmografía completa, aunque casi. El director nació en Brooklyn, hijo de dos profesores, y parecía que iba encaminado a estudiar biología cuando se cruzó en su camino Dan Schrecker y Sean Gullette y le convirtieron en cineasta.
Aronofsky se metió a estudiar cine en Harvard y pronto comenzó a rodar. Como estudiante que era, no tenía ni un duro para producir sus propios largometrajes, así que el productor Eric Watson y él mismo pidieron 100 dólares a todos sus amigos, familiares y conocidos. Así consiguieron reunir 60.000 dólares, lo que les dio de sobra para terminar Pi, una cinta que, a día de hoy, es considerada de culto.
Watson y Aronofsky hicieron todo lo posible por evitar que el presupuesto se disparara. Usaron su propia ropa con los actores y grabaron en el metro y al aire libre de manera ilegal, sin pedir permisos, para que el rodaje fuera más barato. El decorado principal era la casa del padre de un miembro del equipo y la tarea de edición se realizó en la habitación trasera de un almacén que les dejó ese mismo padre.
Esas fueron las condiciones en las que se elaboró la cinta que presentó al mundo a Aronofsky. Su ópera prima le valió varios premios, entre ellos, el Premio a la Dirección en el Festival de Cine de Sundance en 1998.
La cinta se centra en Max Cohen, un experto en matemáticas convencido de que todo lo que ocurre en el mundo puede explicarse mediante una fórmula, mediante la lógica, y a través de los números. Su vida da un cambio radical cuando una empresa de Wall Street llama a su puerta. Quieren contratar sus servicios para descodificar el sistema financiero y así salir del caos económico en el que están inmersos desde hace un tiempo.
Finalmente Pi salió adelante con un presupuesto de 134.000 dólares, muy alejado de cualquier gran producción de Hollywood. Tuvo un estreno limitado y llegó a recaudar 3.221.152 dólares, lo que sería una cifra baja en cualquier estreno de un gran estudio, pero que para este proyecto fue más que rentable. Curiosamente, tiene el honor de ser la primera película que se vendió por internet, en un movimiento que ahora se percibe como visionario.
Desde el primer momento fue muy bien recibida por la prensa. Con un 88% en Rotten Tomatoes en la actualidad, la cinta es comparada con el cine de Lynch y el consenso es que «hace maravillas» con su presupuesto limitado. «La realidad es un bien frágil, pero, como el guión está bien escrito y el personaje central está fuertemente desarrollado, no es difícil suspender la incredulidad…», escribió James Berardinelli, crítico de cine de ReelViews.
En SensaCine también le dedicamos unas palabras y le dimos 3,5/5 estrellas: «Aronofsky supo jugar a su favor sus escasos medios de producción y la fotografía cuasi expresionista: la película funciona como un thriller matemático claustrofóbico que parece discurrir en buena parte dentro de la mente de un protagonista obsesionado con los números».