Puede que en épocas de presupuestos increíblemente elevados y muy poca preocupación por quemar dinero como si no hubiera un mañana nos sorprenda, pero Crepúsculo, el exitazo de 2008, tan solo costó 37 millones de dólares. Era, por entendernos, una película indie en la que solo unos pocos confiaban, sobre todo después de que Stephenie Meyer rechazara todo un guion en el que habían cambiado el foco del argumento, la personalidad de los personajes y… bueno, realmente todo lo que ocurría. ¿A quién le iba a interesar un drama adolescente de amor entre un vampiro y una humana? ¡Ni que fuera a recaudar miles de millones de dólares a lo largo de sus cinco películas!
«Haced como que jugáis»
Catherine Hardwicke, su directora, sabía perfectamente lo que era hacer una película por ella misma sin mucha ayuda: fue la creadora de la increíble Thirteen, que también guionizó, y fue la primera en confiar en el proyecto tal cual lo estaba presentando Meyer. Acertó tanto, y a Hollywood le dio tanta rabia, que no ha vuelto a tener un éxito desde entonces… aunque, por lo menos, trabajo no le ha faltado.
Eso sí, no se puede decir que hiciera un trabajo prístino en Crepúsculo. Como muchos fans se han dado cuenta, hay una escena particularmente hilarante en el que un grupo de extras están jugando a pasarse la pelota detrás de Bella… Solo que no tienen pelota. Normalmente sería una toma falsa o se decidiría ocultar de alguna forma, pero nadie se dio cuenta y no solo acabó en el montaje final: aún está ahí, sin que nadie corrija el error.
Por suerte para todo el equipo, tras el éxito subió el presupuesto… pero también los deberes impuestos por el estudio, que quería estrenar la secuela lo antes posible. Debido al estrés, Hardwicke renunció y decidieron poner a un hombre, Chris Weitz, a dirigir. Era otra época, qué le vamos a hacer.