Diez años después, la película acabó en otro estudio y ganó 7 premios Oscar, incluyendo el de Mejor actriz por el papel rechazado por Roberts
Hace 26 años, en 1998, llegaba a las salas de cine una de las películas románticas más exitosas de la historia del cine. Un drama de época sobre uno de los dramaturgos más importantes jamas conocidos que recibió 13 nominaciones al Oscar y se llevó siete de ellos, incluido el que la reconocía como la mejor película de aquel año. Shakespeare in Love fue un auténtico éxito a nivel de crítica y también en taquilla, logrando recaudar casi 300 millones de dólares en todo el mundo.
Ambientada en el Londres de finales del siglo XVI, la película nos presentaba a un joven William Shakespeare (Joseph Fiennes) que, carente de dinero e inspiración, debe competir con otros autores consagrados al tiempo que se enfrenta a un grave bloqueo como escritor. Sin embargo, eso cambia cuando llega a su vida Lady Viola (Gwyneth Paltrow), una aspirante a actriz que se convierte en su musa y de la que Shakespeare se enamora perdidamente.
Sin embargo, aunque todo el mundo sabe que Shakespeare in Love fue una de las películas más populares de los años 90, la realidad es que el proyecto comenzó mucho antes, a finales los 80, cuando ni su director John Madden ni su actriz principal, Gwyneth Paltrow, que ganaría el Oscar por ese papel formaban parte del proyecto.
La realidad es que el primer intento de Shakespeare in Love fue llevado a cabo por otro equipo, cuando Marc Norman presentó un primer borrador de su historia al director Edward Zwick y éste atrajo a un nuevo guionista, Tom Stoppard, para terminar de pulirlo y a su actriz protagonista, que no era otra que la mismísima Julia Roberts en el momento más álgido de su carrera. De hecho, cuando la producción de la película comenzó por fin en 1991, Pretty Woman ya había sido un bombazo.
Sin embargo, las cosas no pudieron salir peor: Julia Roberts quería que Daniel Day-Lewis interpretase a Shakespeare, pero el actor no estaba interesado, así que ella, ni corta ni perezosa, se desligó del proyecto apenas 6 semanas antes de comenzar a rodar. La actriz no estaba satisfecha con las pruebas de cámara con el resto de actores que proponía el equipo de la película y no hubo manera de convencerla.
Así lo recordaba el propio Edward Zwick en un artículo escrito y firmado por él mismo para Air Mail y en el que compartió sus experiencias en aquel proyecto. «[Daniel Day-Lewis] Es brillante, es guapo e intenso. ¡Y muy divertido! ¿Viste su actuación en Una habitación con vistas? También ha hecho Shakespeare. ¿No crees que sería perfecto? Puedo lograr que lo haga», recordaba Zwick que decía la actriz, que no se presentó a los ensayos programados para probar su química con otros actores, en su obsesión por que solo Daniel Day-Lewis podía hacerlo.
Al parecer, durante ese periodo de tiempo, según recuerda el productor, la actriz se mantuvo convencida de que Day-Lewis protagonizaría la película y que debían cancelar el casting. Sin embargo, él insistió y se mantuvo firme en su plan, y Roberts finalmente participó en un ensayo con Ralph Fiennes que, desafortunadamente, no salió bien y que el productor calificó de «desastre». Además, el director criticó que Julia Roberts no había hecho un buen trabajo de preparación para el papel, lo que complicó todo aún más:
El problema no era el guion ni Paul McGann, sino Julia. Desde el momento en que empezó a hablar, quedó claro que no había trabajado en su acento. Percibiendo su incomodidad, traté de animarla, pero ella debió intuir mi inquietud y cometí el trágico error de subestimar su inseguridad
«Como había sido catapultada recientemente a las vertiginosas alturas de la cadena alimenticia de Hollywood, debía estar aterrorizada de fracasar», reflexionaría Zwick con el tiempo.
Aquello acabó con la marcha repentina de la actriz: Julia Roberts abandonó el proyecto de la noche a la mañana y eso planteó un gran problema, ya que el estudio había invertido en la película principalmente por Roberts. Además, en ese punto del trabajo, ya se habían gastado 6 millones de dólares. Como resultado, Universal acabó cancelando la película.
Nunca volví a hablar con Julia. En cambio, observé desde lejos cómo su trabajo crecía en profundidad y estatura. No le guardo rencor. Ella tenía 24 años y estaba asustada
Lo que pasó a partir de entonces, es historia: Shakespeare in Love fue filmada posteriormente por otro estudio y protagonizada por Gwyneth Paltrow y Joseph Fiennes, pero pocos saben que podría haber sido la siguiente gran película de Roberts tras Pretty Woman.