Cuando The Walking Dead se estrenó, Breaking Bad ya era un éxito entre los seriéfilos de medio mundo. La serie de Vince Gilligan se había convertido -por méritos propios- en una de las mejores de la historia, y, desde luego, los zombies no venían a quitarle el puesto, pero sí a convertirse en otro fenómeno internacional, dando los últimos coletazos antes de que Netflix y el resto de servicios de streaming hicieran más o menos obsoleta la televisión tradicional. Eso sí, ambas tienen mucho más en común que ser un bombazo en audiencias.
Zombies con pastillas azules
A lo largo de The Walking Dead, sus diferentes showrunners (hubo un total de cinco a lo largo de sus once temporadas) decidieron hacer un homenaje a la serie más conocida de AMC de tres maneras distintas. La más llamativa es en el episodio 2 de la segunda temporada, cuando Daryl, tratando de ayudar a T-Dog con su enfermedad, saca una bolsa con diferentes drogas entre las que se encuentran, justo al final de la bolsa, unas pastillas azules que no, no son viagra: es la famosa droga creada por Walter White, que ha sobrevivido en este nuevo mundo.
Hay otro ejemplo más en la mismísima primera temporada, cuando Glenn roba un Dodge Charger que luce igual que el que regalan a Walter White Jr (aunque en este caso era Vince Gilligan el que devolvía el guiño… ¡o la pura casualidad!). Finalmente, hay una referencia a Jesse Pinkman, cuando Daryl habla del camello de Merle como «tío blanco y flaco que decía ‘¡Te voy a matar, zorra!'». Como todos sabemos a estas alturas, lo de que Pinkman dijera «Bitch» formaba parte vital de su personaje.
Sí, podría haber salido Walter White zombie o un guiño más literal, pero, más que probablemente, Bryan Cranston no estaba por la labor… aunque años después de que el personaje desapareciera de nuestra televisión ha vuelto en más de una ocasión. La última, en un anuncio incitando a no tirar basura en Nuevo México. Asesino y mafioso, puede. ¡Pero sucio, eso sí que no!