El repelente Bitelchús ha regresado a las salas de cine de todo el mundo con Bitelchús Bitelchús, la secuela de la película de 1988 que le vio nacer. Tim Burton ha vuelto a recuperar un reparto repleto de caras conocidas de la primera entrega como Winona Ryder, Catherina O’Hara o Michael Keaton, sin olvidar nuevos fichajes como Jenna Ortega. Estos cuatro rostros están por todas partes, pero nadie habla sobre uno de los mejores y más desternillantes personajes de la película: el que interpreta Willem Dafoe.
Si ya has visto la película, sabrás que Dafoe da vida a Wolf Jackson, un famoso actor que era conocido en el mundo de los vivos por interpretar al policía Frank Hardballer hasta en tres películas y un ‘reboot’. Al fallecer en un accidente, Jackson asume el mismo rol en el mundo de los muertos: el jefe de la Unidad de Delitos del Más Allá.
A su lado, una secretaria que le recuerda todo el tiempo que solo es un actor, pero esta estrella de acción de películas clase B no está dispuesto a abandonar su personaje. «Yo había seguido a Tim Burton durante años y me gustan mucho sus películas. Ha contribuido mucho al cine», explica en una entrevista con The Hollywood Reporter. «Así que, cuando me pidió que hiciera algo, incluso sin estar exactamente seguro de lo que iba a ser, yo estaba feliz de firmar«.
Este personaje me da la posibilidad de burlarme un poco de mí mismo. Todos conocemos el narcisismo de los actores. Somos una especie de juego dentro de todo esto
Como verás en la foto sobre estas líneas, el personaje de Dafoe fallece debido a una granada real que explota en el rodaje de una de sus películas, causándole heridas mortales en la cabeza. Las consecuencias de las granadas tuvieron que ser pintadas a mano antes de cada día de rodaje: «Este es otro de los placeres de la película. Se usa poca tecnología y casi todo está hecho a mano. Cada pieza de mi cabeza está pintada, son realmente originales. Es divertido porque tiene una estética que parece tonta, pero encaja muy bien con el género de terror».
La secuela ya ha recaudado más de 153 millones de dólares en la taquilla mundial, convirtiéndose en todo un éxito hasta la fecha. La película no es solo importante para los fans de Burton, sino también para el propio director, quien asegura que, gracias a contar con actores tan humanos, ha recordado «la razón por la que me gustaba hacer películas».