El actor conocido por ser Capitán América recuerda los primeros años de su carrera y reflexiona sobre su futuro
El inicio de Chris Evans, conocido mundialmente por su papel de Capitán América en Marvel, en Hollywood no lo recuerda todo el mundo. El carismático actor comenzó con comedias que, en el mejor de los casos, son recordadas con cariño por una generación muy determinada. Una de ellas es No es otra estúpida película americana, una parodia de todas esas comedias románticas que se hicieron tan populares en los 90 y primeros 2000 –10 razones para odiarte, Alguien como tú, American Pie…-.
«Me presenté como un gilipollas. Y me dieron muchos papeles de gilipollas», comentó Chris Evans en una entrevista con GQ hace un año. El actor no tuvo ningún problema para reconocer que sus inicios en el cine estuvieron llenos de «malas películas», pero tampoco le dio demasiada importancia a eso de ser una estrella de cine.
Su primer papel superheroico fue en Los 4 fantásticos (2005), donde interpretó a Antorcha Humana. Después ya daría el gran salto en su carrera con Capitán América: el primer vengador (2011), que le llevaría a ser Steve Rogers durante los siguientes diez años. Esto le cambió la vida, al menos económicamente, porque internamente sigue siendo el mismo «introspectivo» que recuerda su madre.
Me encanta actuar. Pero tampoco es algo sin lo que no podría vivir
«Cuando no me presto ninguna atención y me pregunto por ejemplo por qué existen los agujeros negros, me doy cuenta de que el hecho de que esté aquí es un milagro. Es como disparar a una bala con otra bala. Es decir, que cualquiera de nosotros esté aquí es de por sí algo increíble. Eso me provoca una sensación de profunda paz. Y entonces ya no pienso más ni me planteo más preguntas sobre mi carrera«, reflexionó en dicha entrevista.
Chris Evans se ha paseado por alfombras rojas de todo el mundo, pero realmente le interesa es lo más cotidiano y natural, como los árboles. «El hecho de que los árboles estén verdes me deja alucinado«, comentó. Por eso regresó a Massachusetts en 2019, después de terminar con Vengadores: Endgame. Decidió hacerlo para poder volver a una vida «más pura», «un lugar donde mi ego y mis inseguridades no suponen una presencia tan dominante a la que tener que enfrentarme».
Aceptar el trabajo en Marvel le dio «mucha aprensión» y, con el tiempo, sentió «mucha ansiedad» e «incertidumbre» en las entrevistas, pero logró controlarlo y disfrutarlo: «Me encanta interpretar ese papel. Me siento conectado a él, en el sentido de que, cuando vuelves a meterte en la piel de ese personaje tantas veces, no puedes evitar absorber algunos de sus rasgos y compararte con ellos».
Ahora, igual que antes, no tiene ninguna intención de seguir creciendo como estrella de cine, pero tiene la suerte de poder elegir los papeles que le llegan con total tranquilidad. De hecho, aseguró al citado medio que antes de aceptar un nuevo proyecto mira por la ventana de su casa para poder tomar la decisión. Es una estampa en la que no imaginaríamos al mítico Capitán América, pero Evans no es como cualquier otra estrella de cine.
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