El remake ‘live action’ de la carismática película de 2002 se estrena este viernes 23 de mayo en las salas de cine
Mientras la etapa conocida como el «Renacimiento de Disney» se caracterizó por ser una época en la que el estudio de animación estrenó una serie de películas de enorme éxito entre los espectadores durante 10 años y sin altibajos, tras el final de esta también apodada «época dorada» en 1999 con el estreno de Tarzán fueron muchas menos las producciones que lograron conectar con la audiencia o convertirse en un éxito comercial. Con los primeros 2000 comenzó una etapa más experimental en la que la compañía se enfrentó a fracasos importantes como El planeta del tesoro, que costó 140 millones de dólares y recaudó apenas 110, pero, aunque pocos, también tuvo grandes aciertos.
La película más exitosa de esa etapa pos renacimiento fue Lilo & Stitch, un filme escrito y dirigido por Chris Sanders y Dean DeBlois en sus respectivos debuts en la dirección que volvió a apostar por la ciencia ficción y que recaudó más de 273 millones de dólares en todo el mundo. Además, fue nominada en la entonces recién creada categoría Mejor película de animación, aunque el premio fue a parar a El viaje de Chihiro de Hayao Miyakazi.
Ahora Lilo & Stitch es el objeto de su propio remake de acción real, que se estrena este viernes 23 de mayo en cines, solo dos meses después del debut de Blancanieves el pasado mes de marzo.
Al contrario que Blancanieves, que adaptaba la primera película animada del estudio 88 años después, Lilo & Stitch es la película más reciente hasta la fecha -aunque solo hasta que Vaiana vea la luz- en haberse sumado a la nueva apuesta de la compañía para revitalizar algunas de sus películas más emblemáticas en formato live action. Así, mientras la clásica película de Disney necesitaba hacer cambios para eliminar sus elementos más problemáticos y adaptarse a la realidad social actual, Lilo & Stitch no afronta el reto del paso del tiempo, pero tiene la misión de estar a la altura de una película realmente carismática que resonó con varias generaciones y que, a día de hoy desde hace un par de años, ha sido objeto de una explosión de merchandising que ha acercado a los personajes de la franquicia a los más pequeños.
Para cumplir con la misión, el equipo liderado por el director Dean Fleischer-Camp y los guionistas Chris Kekaniokalani Bright y Mike Van Waes han apostado por no arriesgar demasiado: 23 años después, la nueva Lilo & Stitch vuelve a contarnos la historia que en su día resultó ser la más exitosa de una etapa que estaba resultando complicada para Disney. Con la importancia de la familia (ohana) por bandera e igualmente gamberra y divertida.
Interpretada por la adorable actriz de 8 años Maia Kealoha, Lilo Pelekai (Maia Kealoha) es una soñadora niña de seis años que vive en la idílica isla de Hawaii junto a su hermana mayor Nani (Sydney Agudong). Nani se ha convertido en la tutora legal de Lilo tras la muerte de sus padres y hace todo lo que puede para salir adelante mientras los servicios sociales vigilan muy de cerca la situación. Mientras, Lilo lidia como puede con la soledad y desea con todas sus fuerzas tener un amigo.
Al mismo tiempo, en otro planeta, un científico es llamado a rendir cuentas por su último y peligroso experimento: una criatura llamada Experimento 626 diseñado para ser un arma de destrucción que escapa de su condena al exilio y acaba cayendo con su nave en la Tierra, concretamente en Hawaii, donde es acogida en una protectora de animales. Allí, Lilo lo confunde con un perro y lo adopta, bautizándole cariñosamente como Stitch. Nadie sabe realmente qué tipo de animal es, pero una cosa está clara: la criatura siente predilección por el caos. Mientras, su creador el Dr. Jumba Jookiba (Zach Galifianakis) y Pleakley (Billy Magnussen), un experto en la Tierra, son enviados al planeta para tratar de recuperarlo.
Si has visto la película original, ya te habrás dado cuenta de que la descripción oficial no dista mucho de la original, pero lo cierto es que la película tampoco. ¿Eso es malo? A priori la primera respuesta que se me viene a la mente es que no, que Lilo & Stitch tenía que mantener su esencia, pero, al mismo tiempo, la falta de factor sorpresa le resta un poco ese punch de carisma y genuinidad que hizo tan especial la de 2002.
A nivel visual, una película originalmente protagonizada por humanos se presta perfectamente al live action, pero, en el caso de Lilo & Stitch estaba obligada a combinar las imágenes reales con CGI, dedicado a dar vida a Stitch y al resto de personajes alienígenas. ¿El resultado? Un Stitch peludo y simpático al que dan ganas de abrazar por travieso que sea.
En definitiva, el que fuera uno de los grandes éxitos de Disney cuando la compañía tenía pocos no inventa nada nuevo, pero puede repetir la jugada gracias a su potencial para reunir varias generaciones en las salas de cine.