Akira Toriyama llegó al final de Dragon Ball Z hastiado de su propia creación. Tanto, que no quiso tener nada que ver con la serie secuela que Toei estaba preparando y que lanzó el mismo año del final televisivo. Dragon Ball GT fue un fracaso entre los fans, que querían más aventuras similares a las que estaban acostumbrados y crearon sus propios fanfics, doujinshi y dibujos fans que dieron lugar a un buen puñado de mangas no oficiales (de los que, por ejemplo, salió Toyotaro, el actual autor de Dragon Ball Super). Pero… ¿Y si os digo que uno de ellos se hizo oficial en China?
¡Más bolas de dragón, es la guerra!
Mientras el mundo disfrutaba (u odiaba, según como se mire) Dragon Ball GT, en China estaban atentos a otra continuación que, de alguna manera, se había convertido en oficial: Dragon Ball Zeroverse, publicado como si fuera una continuación canónica por la editorial Tibet People’s Publishing House. El manga tuvo 15 tomos y un total de 105 episodios que transcurrían tres años después del final marcado por Toriyama en un universo paralelo al de la serie original, llamado Universo Zero. No, no se me ha ido la cabeza, todo esto es real.
A lo largo del manga, Babidi (que ha vuelto, sí) controla mentalmente a Uub, Son Goku pierde toda su fuerza y descubrimos que los guerreros Saiyan tienen una historia mucho más convulsa de lo que parece. De hecho, los guerreros originales hacían que la fuerza de Vegeta y Goku fuese anormalmente baja en comparación. Obviamente, está dibujado claramente por un fan y de manera apócrifa, pero, de alguna manera, durante años se convirtió en la secuela oficial (más oficial que GT, desde luego) en el país.
El manga termina en cliffhanger, y nunca más se supo. Aunque hay fans que han hecho continuaciones no oficiales (de la continuación no oficial, paradójicamente), no ha habido manera de identificar a los autores originales -y no hablemos ya de contactar con ellos- así que quedó inconcluso. A posteriori, el manga se tradujo al inglés gracias a Internet y todo el mundo pudo saber de su existencia. Que merezca o no la pena gastar tu tiempo en esto… ya es otro asunto.