Si le preguntas a Kurumada, él solo quería hacer un manga entretenido y se fue liando
Aunque visto ahora, casi cuarenta años después de su concepción, suene extraño, lo cierto es que Masami Kurumada no estaba tan interesado en la historia mitológica que acabó creando en Caballeros del Zodiaco. De hecho, él quería hacer un manga de deporte al estilo de Karate Kid sobre un joven karateka llamado Seiya, pero la idea no acabó de gustar a nadie hasta que no le añadió mitología griega, constelaciones, armaduras y todo con lo que conectamos ahora a la serie. Fue tal éxito que aún ahora se siguen dibujando spin-offs sobre Seiya y sus secuaces… y probablemente no fuera así si se hubiera quedado en el simple manga de peleas.
Al triunfar el mal
Como todos sabemos a estas alturas, Kurumada planteó la historia para que hubiera tan solo cinco Santos de Bronce, que en su primera saga (la más seguida y recordada) eran Seiya de Pegaso, Shun de Andrómeda, Ikki del Fénix, Shiryu de Libra y Hyoga del Cisne. Con el tiempo, claro, fue variando y se añadieron tantos personajes que es difícil poder llevarlo al día.
Lo que no todos saben es que había un sexto caballero de bronce que nunca nombraron en el manga ni en el anime, y que tan solo se desveló en la novela en dos tomos Saint Seiya: Gigantomachia, que salió a la venta en Japón en 2002 y que contaba, entre muchas otras cosas, la historia de Mei, conocida como el Cabello de Berenice. La novela fue escrita por Tatsuya Hamazaki pero dista mucho de ser un simple spin-off: no solo es la única oficial de Caballeros del Zodiaco, sino que, además, estuvo aprobada por el mismísimo Kurumada.
Y si te estás preguntando por qué no le has visto en la serie, el motivo es épico: se sacrifica para conseguir sellar, en el interior del volcán Etna, a Typhon, el Rey de Gigantes. ¿Volverá algún día Mei? ¿Quedará como una mera curiosidad? La franquicia parece no tener fin, así que… ¿Quién sabe?