El intérprete ha visitado Italia y se ha sentado en un plató para charlar de cómo se encuentra su vida en la actualidad a diferentes niveles
Yo con Johnny Depp todavía no me ubico. O no lo hago desde que aconteció el juicio que sostuvo junto a Amber Heard en el que ambos se acusaron de abuso. Mira que era muy fan de él, pero es que ahora no sé qué pensar. Porque desde luego ganó la causa y Penélope Cruz y Javier Bardem siguen siendo muy amigos de él y son personas que espero no decepcionen con según qué causas igual que lo ha hecho Íñigo Errejón.
El caso es que Johnny Depp ha estado un tiempo algo más apartado del foco mediático, a pesar de seguir siendo imagen de diferentes marcas, pero ahora de nuevo está moviéndose en su salsa habitual delante de las cámaras. Su última parada ha sido Italia, donde ha recibido además un premio por su trayectoria como actor en el Festival de Cine de Roma.
Y aprovechando esta visita europea, también ha pasado por un programa de la televisión italiana, donde ha aparecido luciendo su nueva y flamante sonrisa, ¡qué le gusta a una «celebrity» estadounidense una buena carilla que deslumbre tanto que nos haga olvidar sus excesos! Bueno, en realidad los nuevos dientes del protagonista de Piratas del Caribe, eterno Jack Sparrow, son relativamente discretos y acordes a él.
Según recoge Hello!, Depp ha comentado que siempre ha tenido muchos problemas de caries y además una endodoncia que lo dejó tocadísimo. Lo típico que le puede pasar a cualquier hijo de vecino. Pero el caso es que ahora está de lo más orgulloso de su nueva apariencia y todo hay que decirlo, luce un aspecto mucho más saludable de lo que lo hacía en los últimos tiempos. De hecho había olvidado que tuvo que suspender un concierto de su banda en Praga después de que le diera un parraque en su habitación de hotel y se quedara inconsciente en la misma.
Además de comentar su reluciente cambio de «look», Johnny Depp también habló sin demasiados tapujos el pasado fin de semana con The Hollywood Reporter. A la cabecera le confesó que a pesar de haber pasado unos años difíciles por su separación de la actriz Amber Heard y el posterior hipermediático juicio, no guarda nada de rencor ni de odio de esa época, ya que al parecer no le ve sentido a cargar con esa mochila, sea el peso de la misma de lo que sea. Su divorcio tuvo un coste de siete millones de dólares, por cierto. Eso ya es un pelín menos de hijo de vecino.
«Si soy sincero, estando aquí sentado podría pensar en todas y cada una de las noticias de aquel momento en contra de mi persona. Eran interminables. Me acuerdo de todo. Había cosas que me hacían sentir fatal, pero otras me resultaban hasta graciosas. Así que era todo un poco raro. Una locura», comentó al medio el encargado de meterse en el rol de Eduardo Manostijeras.
Y continuó al hilo de lo mismo diciendo que lo que pasó fue simplemente eso. Algo que sucedió y de lo que aprendió. «Todo lo que experimentamos, ya sea que nos regalen un helado o sacar a nuestro perro a pesar, es algo de lo que podemos aprender. Así que no, no guardo rencor ni odio a nadie. Eso implicaría que me preocupo por ello más de lo que debería, ¿y qué sentido tiene en este caso?», cerró Depp al respecto.