Su reparto no tiene nombres de grandes estrellas, pero tiene otras cualidades para enganchar a los espectadores
El bueno, el feo y el malo, Una pistola para Ringo, El hombre que mató a Liberty Valance o Sin perdón son algunos de los mejores western de la historia del cine. Cuando preguntas a un amante del género, raro es que en su ranking no incluya a alguno de estos títulos. Incluso algunos mencionan a todos ellos. Sin embargo, hay una película que siempre pasa desapercibida y que merece ser reconocida como una verdadera obra maestra del western.
Raíces profundas, de George Stevens (El diario de Ana Frank), se pierde con demasiada frecuencia en la discusión sobre los westerns más importantes de la historia del cine, pero hay una razón para ello. Aunque tiene unas secuencias épicas y un protagonista inolvidable, su reparto no incluye ninguna de las grandes estrellas del género como John Wayne, Gary Cooper o Clint Eastwood.
Aunque inicialmente se habían previsto algunos nombres muy destacados para Raíces profundas, ninguno de ellos acabó participando en la película. Y eso que bajo la dirección estaba el dos veces ganador del Oscar George Stevens (Gigante, Un lugar en el sol), quien no lo tuvo fácil para sacar adelante el proyecto. El cineasta leyó la novela homónima de 1949, escrita por Jack Schaefer, y enseguida supo que había una buena historia para llevar a la gran pantalla, pero Paramount Pictures -estudio con el que tenía contrato- no terminaba de verlo.
Después de una larga lucha, el estudio acabó aprobando el proyecto con un presupuesto de 3 millones de dólares. Stevens tenía en mente varios nombres para los tres protagonistas: Montgomery Clift, William Holden y Katharine Hepburn eran sus candidatos preferidos, pero tenían otros proyectos en marcha por lo que les fue imposible de compaginar.
Stevens contacto con varios actores que rechazaron el papel por lo que, ya un poco desesperado, pidió una lista de todos los nombres bajo contrato con Paramount. Al final Alan Ladd (El gran Gatsby), como el personaje principal, junto a Van Heflin y Jean Arthur fueron los elegidos para protagonizar Raíces profundas. Y la verdad que los tres hicieron un gran trabajo.
Además, la decisión de Alan Ladd como protagonista fue muy acertada. El actor era bastante pequeño y delgado, en comparación con John Wayne y Gary Cooper, por lo que encajaba a la perfección con su personaje. Al principio el espectador no tiene ni idea de quién es realmente este hombre bastante discreto: un personaje fascinante que, con razón, es considerado un modelo a seguir para muchos otros héroes.
De qué trata ‘Raíces profundas’, la gran olvidada del western
Un extraño y errante pistolero que se hace llamar «Shane» (Ladd) llega a la finca de la familia Starret, formada por el granjero Joe Starret (Heflin), su esposa Marian (Arthur) y su hijo, el pequeño Joey (Brandon de Wilde). Aunque en un principio le reciben amablemente, cuando ven que detrás de él se acerca un grupo de jinetes, le echan de malas maneras temiendo un ataque a la granja. Shane se marcha sin mediar palabra.
El grupo está encabezado por Ryker (Emile Meyer), un poderoso y malhumorado terrateniente que quiere arrebatarle a los Starret las tierras. Cuando regresa Shane, su sola presencia intimida a los hombres a caballo. Como agradecimiento, el granjero le ofrece un trabajo en la finca. Pronto, el pistolero se ganará un lugar en la familia Starret, saliendo en defensa de las tierras ante la amenaza de la banda de Ryker.
Raíces profundas, que se encuentra disponible en Skyshowtime, es una obra maestra del cine que corre el peligro de caer en el olvido. Si eres un verdadero fanático del western, te encantará la trama bastante reflexiva, el excelente reparto, la dirección inteligente de Stevens y, sobre todo, las fantásticas escenas del director de fotografía ganador del Oscar, Loyal Griggs.