Nunca se sabe por dónde te puede llevar la vida. En el caso de Norman Reedus, particularmente, todo parecía indicar que iba a ir de un trabajo a otro, malviviendo como pudiera. Y es que empezó su carrera simplemente vendiendo obras de arte para distintas series, ya fuera como pintor, fotógrafo, escultor o video-artista. Sin embargo, en 1997, a sus 28 años, el cine llamó a su puerta como si nada. El resto es historia. Bueno, más o menos.
Me dejas muerto, Reedus
Tampoco vino de la «nada»: Reedus estuvo un tiempo trabajando como modelo e incluso llegó a aparecer a mediados de los 90 en videoclips de Björk, REM, Radiohead o Keith Richards. De alguna manera, su siguiente trabajo fue protagonizando una película de muy bajo presupuesto, Flotando, de William Roth y en cuyo look es prácticamente imposible distinguir al que después sería la estrella de The Walking Dead.
Es posible que os suene más la siguiente película del actor, que había caído en el cine por pura casualidad: Mimic, de Guillermo del Toro, en la que tuvo un papel enano pero le sirvió para sobrevivir en la industria, entre Asesinato en 8 mm y Los elegidos. Poco a poco, su look se fue perfilando y pronto podremos verle co-protagonizando Ballerina, la nueva película de la saga John Wick.
Ahora, conocido por el juego Death Stranding de Hideo Kojima y tras 148 episodios de The Walking Dead (a los que hay que sumar su propia serie, Daryl Dixon, y un episodio de Orígenes), se puede decir que Norman Reedus ya no tiene nada que ver con el chaval que dudaba sobre qué carrera seguir o que cayó en el cine por casualidad. Eso sí: para nosotros siempre será, de rebote, el actor que le dio diez euros a David Broncano en un programa que no conseguía entender. Marca España.