Alex Garland (Ex-Machina) nos sumerge en una sociedad distópica en guerra civil para explorar el periodismo en tiempos de guerra y la desensibilización que esta puede causar por la constante exposición a la violencia.
‘Civil War’ nos adentra a un futuro distópico de Estados Unidos, donde el país se encuentra dividido en diversas facciones, las cuales se encuentran en una irreconciliable guerra civil. Lo curioso, sea para bien o para mal, es que por muy interesante que suene este escenario en el que se desarrollan los hechos, nunca sabemos el contexto de por qué se desató la película, ni por que pelean cada bando. En una entrevista, el director Alex Garland comenta que buscaba un acercamiento de lo más neutral al conflicto y que por eso mismo no indaga más en él.
Entonces, como el conflicto armado resulta siendo solo eso, encuentros y choques sin sentido y trasfondo entre los diversos bandos, la historia se enfoca por otro lado: la travesía de un grupo de periodistas y fotógrafos que ejercen dentro de esta guerra civil. Por aquí, la película agarra más fuerza, ya que contamos con personajes con diferentes edades, objetivos y personalidades, además que las actuaciones son bastante destacables, en especial Kirsten Dunst y Cailee Spaeny.
‘Guerra Civil’ termina tratando menos de una guerra civil estadounidense y más sobre la desensibilización humana y lo absurdo de la guerra a través de los ojos de los periodistas, lo cual está excelente e interesante, pero demuestra que tranquilamente podría haber funcionado en cualquier escenario bélico. Y no había necesidad de adentrarse en un escenario ficticio tan provocador, para al final decidir no adentrarse en él por “neutralidad”.
A pesar de todo, ‘Guerra Civil’ impresiona en todos los sentidos con imágenes impactantes y un sonido retumbante. De hecho, el aspecto técnico es tan cuidado e inmersivo que es de mis experiencias favoritas en IMAX. Sin embargo, más allá del apartado audiovisual y el shock visual al que constantemente recurre para mantener despierto el interés, se queda corto a nivel narrativo ya que Garland renuncia a cualquier contexto, postura política o siquiera un desarrollo imparcial del conflicto distópico ficticio que él mismo se autoimpuso.
Al final, la película utiliza el escenario de una provocativa ficticia guerra civil en USA, más como estrategia de marketing que para contar una historia propia del conflicto. Se entiende si recordamos que es la primera gran apuesta arriesgada de blockbuster de alto presupuesto de A24, la cual tiene muy buenos momentos, pero se esperaba un poco más del estudio.
Mi puntaje, 3.5/5. Si te gustó la crítica, sígueme en Letterboxd.