Los fans quedaron decepcionados y el estudio perdió un plan a largo plazo. Una víctima más de la maldición de los videojuegos
The Last of Us fue todo un éxito y Super Mario Bros. también. Dos adaptaciones de videojuegos que han funcionado muy bien y que ayudan a terminar con la maldición de los videojuegos. La industria del cine lleva décadas intentando trasladar las historias de los juegos a la gran pantalla sin conseguir buenos resultados. En el camino han invertido miles de millones de dólares que no se han traducido en taquilla.
Es lo que le ocurrió a Assassin’s Creed, la cinta de Justin Kurzel con Michael Fassbender como protagonista. Había grandes esperanzas en ella, pero terminó siendo un gran fracaso del género y cualquier plan de expandir la historia se vino abajo, para decepción de los fans.
La adaptación cinematográfica de Assassin’s Creed se anunció por todo lo alto. Parecía que iba a ser algo diferente esta vez porque Ubisoft iba a tener un papel importante en el proceso y el director quería alejarse del CGI excesivo. En una entrevista con IGN declaró que buscaron cuidadosamente las localizaciones para poder darle a la historia la mayor autenticidad posible.
Los seguidores de la franquicia empezaron a frotarse las manos. Antes incluso de que se estrenara comenzaron a circular los rumores sobre posibles secuelas. En ese mismo artículo de IGN se contaba que ya había planes para dos películas más y que la primera secuela iba a empezar a desarrollarse mientras Assassin’s Creed estaba en producción.
Daphne Yang, CEO de CatchPlay -empresa que estaba financiando la cinta- aseguró en 2016 que querían convertir la película en toda una franquicia, dado que «los juegos de Ubisoft son tan exitosos que son ideales para secuelas». Kurzel fue más allá y aseguró que le gustaría explorar la Guerra Fría.
Pero el estudio no escapó a la maldición de los videojuegos. Assassin’s Creed fue destrozada por la crítica, alcanzando solo 19% en Rotten Tomatoes. En cuanto a la taquilla, llegó a los 240 millones de dólares y, sabiendo que costó unos 125 millones, los números no parecen tan catastróficos, pero no era lo que el estudio quería. En Estados Unidos, donde ganan más con las entradas vendidas, llegaron a los 54 millones de dólares.
Las razones que hay detrás del fracaso son variadas. Por un lado, no consiguió atraer a los fans de los videojuegos porque la película se centró en los elementos menos interesantes de la franquicia y no introdujo ninguno de los personajes principales. Por otro lado, el público que no había jugado antes a Assassin’s Creed tampoco se sintió tan atraído como para acercarse al cine a verla.