La polifacética artista se ha abierto en canal para hablar del momento personal que atraviesa después de su sonada ruptura con el actor
Si el que fuera nuestro rey, don Juan Carlos I, ha vivido varios annus horribilis, podríamos decir que, en comparación y salvando las distancias, Jennifer Lopez está atravesando el suyo. ¿Lo que puede aprender del monarca? Pues desde luego a pedir disculpas y a que todo llega y todo pasa. Y viceversa. Aunque eso es algo que la artista tiene clarísimo y de todo esto ha sacado una enseñanza valiosísima, que estar en una relación con alguien no es lo que la define. Y mira, ella parece que ha tardado 55 años en aprenderlo, ojalá yo lo mastique un pelín antes. A los 30 que son los que tengo en concreto.
«Soy perfectamente capaz de ser feliz por mí misma. Estar en una relación no me define«, ha comentado la cantante a la cómica Nikki Glaser en una entrevista para Interview Magazine. «No puedo buscar mi felicidad en otras personas. Tengo que buscarla, encontrarla en mí misma. Sin embargo, solía decir que era feliz, pero siempre acababa buscando a algo o a alguien que me completase y ahora siento que siendo yo misma estoy muy bien».
La protagonista de Planes de Boda se casó con Ben Affleck hace dos años, una relación que la pareja retomó después de que sus caminos se cruzasen por primera vez entre 2002 y 2004, con anillo de compromiso incluido en aquel momento. No obstante, al parecer la presión de la prensa, en aquel momento dosmilero el sensacionalismo y las persecuciones de los paparazzi a las «celebrities» estaban en su punto álgido, terminó con su historia de amor, solo que al parecer aquello se trataba de un punto y seguido con algún que otro paréntesis romántico de por medio: ella se casó con Marc Anthony y él con Jennifer Garner.
Sin embargo, no fue hasta varios años después de romper con estas parejas que retomaron su historia y comenzaron a dejarse ver de lo más enamorados y en familia. Pero claro, puede que se les rompiera el amor de tanto usarlo o no, y saltándose incluso la regla de Beigbeder los rumores de ruptura empezaron a circular la pasada primavera, desembocando en la puesta en venta de su casa de 68 millones, un verano en solitario y la confirmación del divorcio.
Pero si Jennifer Lopez dice que esta nueva enseñanza es en gran medida con aquello con lo que se queda de este proceso, quizás todo esto era necesario para llegar precisamente a este punto. Y no lo digo por eso de que todo lo que sucede conviene o la simpleza hipernecesaria de que las cosas pasan por algo, sino porque de verdad pienso que es un mensaje clave en nuestro desarrollo como mujeres, como personas, porque la sociedad está configurada para dos y cualquier cosa que no entre en esos parámetros resulta un fracaso. Aunque seas una de las mejores artistas de varias generaciones.
«Hice todo lo que se esperaba de mí y mira dónde estoy. De repente mi maldito mundo estalló», ha declarado Lopez para Glasser. «Tienes que estar completa si quieres tener al lado a alguien más. Tienes que sentirte bien contigo misma. Creía que tenía eso claro, que lo había aprendido, pero era mentira. He pasado el verano sola. Quería comprobar que podía hacerlo y es solitario, desconocido y da mucho miedo enfrentarte a esa vulnerabilidad».
Quizás otro de los puntos más interesantes de la entrevista es cuando la cómica le pregunta a la actriz, cantante y empresaria que ahora sus estándares para sus futuros intereses románticos habrán cambiado. ¿Su respuesta? «No hay estándares porque ni siquiera estoy buscando a alguien». Muy Rihanna por su parte ese comentario. Nos valemos y nos bastamos. Repítetelo, que yo voy a hacer lo mismo.