Paul Mescal y Josh O’Connor protagonizan esta película dirigida por Oliver Hermanus

Últimos días ya en la 78ª edición del festival de Cannes y comienzan a surgir las favoritas entre los asistentes. Alejandro G. Calvo, atento como está a lo que va haciendo ‘chup chup’ entre la prensa que cubre el certamen, ha introducido The history of sound en sus planes a última hora. No la tenía prevista en el calendario de críticas, pero ha tenido tanto impacto entre los asistentes que le ha tenido que dedicar un análisis.
Con Paul Mescal y Josh O’Connor como protagonistas y Oliver Hermanus como director, la cinta ha escalado rápidamente puestos entre las favoritas de Cannes 2025, al menos para el crítico y ‘publisher’ de SensaCine. Aquí va el vídeo de la crítica.
Me creó un impacto tremendo, me dejó devastado la película, me gustó muchísimo. Creo que va a ser una de las películas importantes de este año y que va a ser ‘contender’ de cara a la carrera de los Oscar. Os lo digo así de claro
Tiene el casting más inteligente que se puede hacer a día de hoy para contar una historia de amor entre dos hombres. Ha acogido a Paul Mescal y a Josh O’Connor que son, probablemente, dos de los actores jóvenes que más han despuntado en los últimos años.
Son grandes actores precisamente para un modelo de película como es The History of Sound, que exige una presencia física, una presencia en el plano muy poderosa. En esta película se ejecuta sobre todo a través de los silencios en lo que viene a ser la relación entre ellos. Es mucho más importante lo que no se dicen que lo que se dicen en la película. Es mucho más importante el cómo se miran y el cómo se sonríen que en una película normal
Pero, ¿de qué va The history of sound? Lionel y David son dos hombres que estudian música en Boston y se embarcan en un viaje por Norteamérica para grabar música folk tradicional. Van a buscar gente a sus casas para que canten canciones populares. «Toda esa parte me parece una barbaridad. Está toda la película, de arriba abajo, tejida con canciones», señala el crítico. «Luego la película tiene una elipsis bastante potente para abarcar distintos años. Es una historia de amor en una época en la que era difícil hasta comunicarse».
«El director no busca en ningún caso una epifanía emocional. La historia sigue igual de contenida, es rigurosa la película a ese nivel, tanto con el principio, con el centro, como con su final. Y eso me parece realmente precioso y, como todas las grandes historias de amor, es una historia de amor que duele un montón», termina G. Calvo.
Lo dicho. Una preciosa historia de amor que ha dividido al público en Cannes pero que ha fascinado a nuestro crítico.