Al final, todos necesitamos de un lugar confortable donde sentirnos arropados y seguros. Una serie puede ser un pequeño remanso de paz con respecto al mundo exterior gracias a un tono agradable, un grupo de personajes con los que encariñarse y sentir cierta cercanía y una relativa falta de riesgo.
En los últimos años pocas series han respondido tanto a esos parámetros como Heartstopper. La serie juvenil y romántica de Netflix es un lugar bastante feliz al que volver cada año, con capítulos cargados de optimismo, vitalidad y empatía con los problemas adolescente. Su tercera temporada se estrenó hace poco y no ha resultado una decepción.
La historia de dos adolescentes británicos, Nick Nelson y Charlie Spring, en un colegio masculino. Charlie, un chico muy nervioso y abiertamente gay, y Nick, un jugador de rugby alegre y de corazón blando, un día tienen que sentarse juntos en clase. Su amistad se convierte rápidamente en algo más para Charlie, abiertamente gay, pero al principio no cree que tenga ninguna oportunidad con Nick.
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Pero el amor funciona de forma sorprendente, con Nick más interesado en Charlie de lo que ninguno de los dos se imaginaba. A partir de ahí se sigue todas las pequeñas historias de las vidas de Nick y Charlie que juntas forman algo más grande, explorando cuestiones como el amor, la amistad y la lealtad.
La serie adapta un cómic de culto que empezó como webcomic y acabó siendo una sensación para un público joven ávido de representación LGTBIQ que tuviera un toque más esperanzador y bonito. Netflix supo identificar esta necesidad al contactar con la misma autora para llevar a cabo la adaptación al formato serie.
‘Heartstopper’: fervor adolescente
Un formato que le va bien, con cápsulas de media hora donde poder ir explorando en corto los pequeños progresos que experimentan los personajes en su identidad y sus relaciones. Está también realzada por detalles de animación tradicional que la acercan al estilo visual de los cómics, e intensifican las emociones de estos adolescentes.
Es una serie tan puramente adolescente que los conflictos son de una escala real relativamente pequeña, pero se viven como un mundo. Aunque se acerca tímidamente a aspectos menos agradables de las vivencias juveniles, especialmente en la tercera temporada, siempre lo hace desde una inocencia casi cuqui que la mantiene como una evasión perfecta.
Puedes ver Heartstopper en Netflix.
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