El equipo de la película quería una estrella de Hollywood para uno de los papeles protagonistas, pero sus exigencias acabaron con su salida
Hace casi 50 años Sylvester Stallone estaba a punto de renunciar a su sueño de ser actor cuando él mismo escribió la película que le catapultaría a la fama. Rocky (1976), en la que interpretaba a un boxeador de un barrio marginal que se convierte en el contrincante de un campeón mundial, fue todo un éxito -ganó tres premios Oscar incluyendo Mejor película y Mejor director- e inició y una larga franquicia que sigue viva a día de hoy. Solo seis años después, Stallone interpretaría su segundo personaje más famoso: John Rambo, un atormentado veterano de guerra que huye de las autoridades tras tener problemas con un jefe de policía en la inolvidable Acorralado (1982).
Con Rambo, Sylvester Stallone consolidó su carrera y se convirtió en un una estrella del cine de acción pese a que muchos de sus compañeros de profesión lo habían rechazado antes e incluso su amigo Burt Reynolds le recomendó que no lo hiciera. No obstante, Stallone puso una condición: reescribir el guion con el director Ted Kotcheff, quien admitiría que las modificaciones del actor y guionista fueran cruciales.
Además de John Rambo, en la película había otros dos personajes clave: el Sheriff Teasle, que fue interpretado por Brian Dennehy, y, por supuesto, el coronel Trautman, el mentor de Rambo, para quien querían una gran estrella. El elegido fue Kirk Douglas, un ídolo para Stallone que había quedado impresionado por el guion y que aceptó rápidamente el proyecto.
Sin embargo, la ilusión duró poco. Tal y como recuerdan nuestros compañeros de AlloCine en un reciente artículo, cuando Douglas llegó al set de rodaje comenzó a querer cambiar sus diálogos, lo que no sentó nada bien a Kotcheff porque inicialmente no había hecho ningún comentario al respecto.
Además, Douglas tenía una costumbre que exasperaba al director de Rambo: hablaba de sí mismo en tercera persona. Así lo contó el director en Rambo: First Action Hero de Romain Thoral, Première Classics número 9:
Le oía repetir una y otra vez: Kirk no dice esta línea, a Kirk no le gusta este diálogo. Peor aún, quería robarle el diálogo a los demás personajes
«Hizo sugerencias muy cursis, como si estuviéramos rodando una película B de los años 40», añadió.
A pesar del enfado, director y actor accedieron a los cambios, pero Douglas seguía sin estar del todo contento. Los productores Andrew Vajna y Mario Kassar comprendieron que tenían un problema cuando Kotcheff les explicó las consecuencias en la producción: «Realmente nos va a costar dos semanas extras de rodaje porque tengo que negociar para que diga cada una de sus líneas».
El ultimátum a Douglas fue claro: o aceptar a rodar sin cambios o directamente marcharse. Algo que no dudó: «Kirk se va».
El sucesor de la estrella de Hollywood sería Richard Crenna, un actor mucho menos conocido, pero que no evitó que Acorralado fuera un auténtico triunfo internacional.