Originalmente, el Studio Ghibli ya había decidido que un nuevo director entraría a preservar su legado: un genio de la animación conocido como Mamoru Hosoda, que en 2002 recibió la oportunidad de su vida: de dirigir la película de Digimon a hacerlo con El castillo ambulante, en el estudio de animación japonés más famoso de la historia del cine. Sin embargo, descubrió pronto que eran demasiado duros con él y que lo que querían era que copiara el estilo de Hayao Miyazaki, y se marchó, dejando la película a medias. No os preocupéis por Hosoda: su siguiente película fue la sexta entrega de One Piece, la mejor sin duda de todas las películas de la saga, y desde entonces le ha ido más que bien.
El castillo del futuro
Hayao Miyazaki, pese a que está totalmente en contra de utilizar tecnología excesiva en el cine, produjo esta película de manera digital. Eso sí, tanto los fondos como los personajes fueron dibujados y pintados a mano antes de escanearlos. En total hubo 1400 planos de storyboards, que no son pocos precisamente, y se nota en la calidad final de una película que puso un cuidado excelso también en el guion.
Prueba de ello es una frase que Sophie le dice a Howl cuando le ve en el pasado: «¡Búscame en el futuro!». Vista en la película es emocionante pero no tiene nada de especial… hasta que vuelves a verla. Entonces, comprobarás que al principio, cuando se encuentran por primera vez, Howl dice «Aquí estás. Siento llegar tarde, te he buscado por todas partes», sirviendo así como círculo eterno y perfecto entre ambas escenas. Maravilloso.

Ghibli
El castillo ambulante fue nominado al Óscar, aunque perdió contra Wallace y Gromit. Es algo que se podía preveer, dado que ya lo ganó con El viaje de Chihiro… Y ni siquiera apareció por la ceremonia, como modo de mostrar su repulsa contra la invasión de Irak que en aquel momento acababa de comenzar por parte de Estados Unidos. Volvería a ganar el premio veinte años después, gracias a El chico y la garza, cuando todos creíamos que sería la última película de su carrera. Por suerte, tendremos una más. Hay gente que es imparable.