La primera secuela real de Parque jurásico no fue El mundo perdido ni la novela de Michael Crichton, sino un videojuego para Sega CD prácticamente olvidado en el que un científico sobrevive a un accidente de helicóptero en Isla Nublar provocado por Biosyn Corporation, la empresa rival de InGen. A lo largo del juego tenías que conseguir siete huevos de dinosaurio distintos en 12 horas (de tiempo real), encontrar una manera de escapar y hacerlo. En SEGA se gastaron un millón de dólares para conseguir los derechos del nombre y el logotipo, además de algunos sonidos. Y no tiene pinta de que lo recaudaran de vuelta, la verdad…
El tricerátops está malito
Sin embargo, es curioso que incluso la trama del juego hable de los problemas que había dentro del parque y cómo InGen distaba mucho de ser la empresa perfecta, teniendo errores de seguridad constantes. Y es que la novela y la película nos dan muchas pistas de que el verdadero error de Parque Jurásico no fue jugar a ser dios, sino hacerlo con una base meramente capitalista y pagar poco a sus trabajadores.
Y una nueva prueba está en una escena eliminada en la que descubrimos por qué el tricerátops está enfermo. Resulta que, según nos cuentan allí, se comió sin querer unas bayas venenosas, y los empleados no supieron qué hacer después. ¿Incompetencia? Por supuesto. Ese debería ser el eslogan del parque, de hecho.
Ahora que tenemos una nueva trilogía en ciernes, y después de la saga Jurassic World, quizá sea el momento de que la saga empiece a hablar, incluso más claramente, de que el mundo que quiso crear John Hammond fue un error siempre y, en el fondo, el Parque Jurásico debía haber cerrado desde el mismo momento que abrió.