Con Los pecadores arrasando en la taquilla, es fácil pensar que los vampiros han vuelto a ser un fenómeno para el público, que acude en masa a nuevas obras que rescaten estos mitos del horror. Incluso en casos donde se rescata un personaje o película del pasado consiguen triunfar con el enfoque adecuado.
Es lo que sucedió con una de las películas de las pasadas navidades: Nosferatu. El aclamado Robert Eggers aplica su visión personal a esta versión apenas variada de Drácula en una película de terror grande y espeluznante. Protagonizada por Lily-Rose Depp, Nicholas Hoult y Bill Skarsgård, la cinta se puede ver al fin en casa con su llegada a las plataformas de alquiler.
Wisborg, Alemania, 1838. Encargado por su superior de la urgente tarea de cerrar un trato de tierras, el recién casado agente inmobiliario Thomas Hutter abandona a regañadientes a su preocupada esposa, Ellen, con la esperanza de asegurar su puesto en la empresa.
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Sin embargo, la hipnotizante visión del lustroso oro es una trampa mortal; cuando el joven y ambicioso agente inmobiliario llega al misterioso castillo aislado del Conde Orlok en los Alpes Cárpatos, la espantosa encarnación del horror puro comienza a rondar las tácitas imaginaciones nocturnas de Ellen. Con la luz sucumbiendo a la oscuridad, ¿quién puede aliviar el sofocante dominio del mal ancestral?
Hacer un remake del clásico de terror mudo de los años 20 es algo que Eggers estuvo poniendo en movimiento más o menos a raíz del fenómeno de culto de su debut, La bruja, aunque su obsesión se remonta a mucho más atrás. Su fascinación de niño con la película original le llevó a hacer una adaptación teatral en el instituto donde él mismo interpretaba al Conde Orlok.
‘Nosferatu’: un terror muy personal
Teniendo esta obra en su mente durante tanto tiempo le ha llevado a replantearla al máximo para hacerla completamente personal. Incluso aunque el estilo de Eggers se caracterice por el rigor histórico, intentando recrear milimétricamente las localizaciones y comportamientos de la época que realza cinematográficamente, su autoría se impone para indagar en otros aspectos con mirada crítica.
Así el mito del vampirismo se convierte en una excusa para examinar el pasado y la sociedad de antaño en su relación con temas como la sexualidad y la salud mental. Todo mientras hace un ejercicio de orfebrería siniestra realmente impresionante, marcada por una gran fidelidad a la novela original pero también poniendo énfasis en cosas que le interesan.
Puedes ver Nosferatu en alquiler.
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