Aunque uno podría pensar que JRR Tolkien llevaba meses preparando una de sus novelas más importantes, allá por 1930. Sin embargo, según afirma, El Hobbit nació de la nada, casi por un impulso mientras corregía los exámenes de sus alumnos. De pronto, escribió en una hoja de papel «En un agujero en el suelo vivía un hobbit». Si supiera todo lo que iba a nacer a partir de esa simple frase, es posible que hubiera vuelto a corregir los exámenes para seguir teniendo una vida tranquila. A lo hobbit, al fin y al cabo.
Jo, Hobbit
Mucho antes de que en Dungeons & Dragons llevaran los seres mitológico-medievales al público (incluso) más friki, JRR Tolkien creó en la Tierra Media las distinciones entre elfos, hobbits, orcos, enanos y humanos con tanta precisión que incluso Gary Gygax, en el primer manual de su juego de rol, incluyó como posible raza a los hobbits, sin darse cuenta de que estaba infringiendo la propiedad intelectual. Desde entonces, esa raza se conoce como los «medianos», y a correr.
Hay que tener en cuenta que la altura es vital para diferencias a las distintas razas de la Tierra Media. Por ejemplo, Frodo mide alrededor de 1,26 metros, y Legolas supera el 1,80. Sin embargo, y pese a la precisión con que Peter Jackson rodó su trilogía de El señor de los anillos, cometió un error al respecto que una vez veas no vas a poder dejar de señalar. En Rivendel, hay un momento en el que Frodo se asoma a una barandilla para ver el paisaje. Y hasta ahí todo bien… si no fuera porque Rivendel es una ciudad de elfos.
¿Por qué iban los elfos a construir una barandilla para hobbits, de 60 centímetros de altura, que podría provocar un resbalón -y más de una caída- entre su propia raza? ¿O es que había una profunda amistad entre elfos y hobbits de la que nunca se nos habló? ¿Qué esconden los planes urbanísticos de Rivendel? ¿O será simplemente que el plano le gustó mucho a Peter Jackson y pensó que nadie se daría cuenta un cuarto de siglo después? ¡Ay, si Tolkien levantara la cabeza!