Al actor no le tembló el pulso al aceptar la propuesta de Ridley Scott. «Fue un inmediato: ‘Sí, por favor», recuerda. La forma de trabajar del cineasta fue lo que más le impresionó: «Su cerebro funciona más rápido que el de nadie que he conocido”
Los años que Paul Mescal ha pasado jugando al fútbol gaélico le han venido muy bien para hacer Gladiator II. La parte física ha ayudado, pero también otra más emocional. Cuando le ha tocado hacer del Lucio que empodera al resto de los gladiadores que están a punto de entrar al Coliseo con un discurso, se ha acordado del deporte. «Sé lo que es estar en un vestuario antes de un partido», dice el actor. «Confié en eso, recordando lo que decían los entrenadores y cómo lo decían. Ese ambiente… Aunque nunca he entrado en el Coliseo y peleado por mi vida, sé lo que es estar en un vestuario con compañeros de equipo«.
Gladiator II, que llega a los cines españoles el 15 de noviembre, es uno de esos eventos cinematográficos engrandecidos por el legado y el éxito de su predecesora. Gladiator (2000) fue un éxito comercial, ganó el Oscar a Mejor película y es, sin duda, uno de los títulos más queridos y recordados de Ridley Scott. Han pasado 24 años desde que Russell Crowe dio vida a Máximo y ahora Mescal toma el relevo como su hijo Lucio, quien se propone vengarse del Imperio romano. Ambos actores no han coincidido, pero la sensación de Mescal ha sido la misma que la del primer día de rodaje de Crowe, hace más de dos décadas. «Nunca había estado en un set de esas proporciones épicas», recordó Crowe en SensaCine en 2023. «Fue algo de volarte la cabeza». «Puedo imaginarlo», reconoce Mescal. «Lo mismo pasó conmigo. Es lo más grande que he experimentado jamás. Me sorprendería si entro alguna vez en un set de rodaje tan grande como este«.
Pese a la grandeza del proyecto y la presión, al actor no le tembló el pulso al aceptar la propuesta de Scott. «No hubo duda. Fue un inmediato: ‘Sí, por favor». Gladiator II es su primera gran producción de Hollywood tras participar en títulos independientes como La hija oscura (2021), Aftersun (2022) -le dio una nominación al Oscar- y Desconocidos (2023). La escala ha aumentado, pero para Mescal el reto no ha cambiado. «Quieres ser ambicioso haciendo que los personajes que interpretas sean tan visibles como sea posible», indica.
Como añade:
Quieres que la gente los entienda, pero no quieres sobreexplicar la vida interior de los personajes al público. Eso es lo que siempre me genera más pánico cuando estoy preparándome para un papel
Cuando Gladiator llegó a la gran pantalla, Lucio no era más que un niño y estaba interpretado por Spencer Treat Clark. La última vez que le vimos se marchaba junto a su madre Lucilla tras ser testigo de la muerte de su tío Cómodo y de Máximo. En la secuela, Scott muestra los momentos posteriores al desenlace del filme: Lucila, temiendo que asesinen a Lucio, le envía lejos para protegerlo. Ahora, 15 años después, es un hombre casado y lleno de rabia que vive en Numibia. Hasta este reino bereber africano llega el Imperio de Roma con el plan de conquistarlo. En plena batalla, la mujer de Lucio es asesinada y él, tras la derrota, se convierte en esclavo y en gladiador. En esta nueva vida, el protagonista es el arma secreta de Macrino, un antiguo esclavo que planea hacerse con el poder de Roma.
El poder, precisamente, es el tema principal de Gladiator II. «Lucio no tiene interés en él», reflexiona Mescal. «Eso era muy interesante, por el lugar hacia el que se dirige al final. Hay una reticencia con respecto a lo que recibe al final. Ve el poder como algo que es fundamentalmente corrupto y la sociedad sufre como resultado«.
«Es un actor maravilloso. Lo que ha hecho es presión. Suceder a Russell es presión de verdad y ha cumplido» dice Denzel Washington sobre Mescal. El intérprete, ganador de dos premios Oscar, da vida a Macrino. «Lo que él quiere es el poder absoluto. Quiere dominar el mundo. Quiere ser rey, emperador… todos los títulos que existen. Lo quiere todo«, dice sobre su personaje. Para Macrino, el poder es «el deseo de hacer lo que le hicieron a él». ¿Venganza? «Eso creo», responde.
Ridley Scott, un director inagotable
Gladiator II supone la segunda colaboración de Washington con Scott tras American Gangster (2007). «Eso creo, o el otro tío no estaba disponible», bromea sobre cómo ha terminado repitiendo con el cineasta. «No me acuerdo si él me llamó o si el agente me llamó a mí antes, pero una vez que leí el guion y porque Ridley y yo tuvimos mucho éxito con American Gangster, estaba dentro». El resultado del primer filme entre actor y cineasta fue muy bueno: críticas positivas y dos nominaciones a los Oscar. «Es un gran director», dice Washington sobre Ridley. «No me acuerdo de todo el mundo, pero él es uno de los top tres con los que he trabajado».
Scott, que a sus 86 años sigue trabajando de forma inagotable, fue lo que más sorprendió a Mescal. «El hecho de que haga una película a la velocidad a la que la hace, con una gran atención al detalle y la forma en la que pinta los planos. Es de locos», cuenta. «Tiene 12 cámaras y sabe exactamente dónde ponerlas. Su cerebro funciona más rápido que el de nadie que he conocido«.
En el elenco de Gladiator II, Washington es el gran veterano, pero el filme también cuenta con otro rostro bien conocido y muy popular: Pedro Pascal. «Son extraordinarios», dice Mescal sobre ambos intérpretes. «Siempre me gusta trabajar con actores con más experiencia porque Denzel y Pedro tienen un talento extraordinario. Acumulas experiencia y te rodeas de gente que ha visto casi de todo«.
Pascal es el general Acacio, el mismo que lidera la conquista de Numibia y, por consiguiente, el objetivo de la venganza de Lucio. A Pascal también le ha tocado entrenar para meterse en la piel de este personaje, que termina en la arena del Coliseo. «Había un reto físico muy específico con el personaje y de alcanzar un punto en el que pudiera interpretar su aspecto físico de forma convincente», afirma.
Como explica:
Disfruto con lo físico. Es divertido y, anque que mi cuerpo está cada vez más en contra a medida que me hago mayor, me lo he pasado muy bien entrando en batalla
Acacio, pese a servir a los emperadores de Roma, tiene, junto a su esposa Lucila, otros planes para la ciudad. «Creo que fue un reto mayor de lo que esperaba, el ser convincente y que tuviera capas porque es una persona orientada por la acción y al servicio de su nación, pero creo que lo que le ancla, o me ayudó a poder darle capas y textura, fue su conexión con Lucila, protegerla y estar al servicio de ella y sus valores y su legado«.
El Hollywood del pasado para las mujeres
Lucila es uno de los dos únicos personajes de la película original que vuelven en la secuela. Connie Nielsen se mete de nuevo en la piel de la única mujer en este mundo lleno de hombres. Encontrarse con un papel como el de Lucila fue, hace 24 años, una rareza para la actriz.
«No debería haberlo sido, pero los hechos son los hechos», afirma. «Durante los años 70 y los 80, Hollywood se volvió extremadamente misógino. Por allá, durante los años 40 y los 50, hasta el principio de los años 60, había muchas películas lideradas por mujeres. Hubo un cambio, justo al principio de mi carrera, en el que las mujeres se convirtieron en el objeto de los hombres. Solo en eso. Fue nocivo para las mujeres y creo que muchas actrices sintieron que: ‘Vale, voy a tener que hacer de todo. Voy a tener que permitir que me cosifiquen, dentro y fuera de la pantalla, y luego voy a tener que luchar como un demonio para aportar contexto, matices y, casi de forma invisible, contar una historia que no te dejarían contar de otra forma».
Como continúa:
Me acostumbré a meter dentro de un personaje todos los matices y una historia subyacente para que tuviera una vida real. Hice eso, básicamente, sobrepreparándome para cada personaje y luego, en el rodaje, peleaba. Peleé por mi personaje y peleé con mis directores y peleé con compañeros de reparto
«Durante toda mi carrera, si te fijas hasta hace unos años, era, literalmente, la única mujer y ha sido, muchas veces, un sitio solitario», afirma. El gran cambio para Nielsen ocurrió en 2017 con Wonder Woman, filme del Universo DC dirigido por Patty Jenkins en el que la actriz dio vida a la reina Hipólita, la madre de la superheroína protagonista. «No podía creer la experiencia de ser una entre 50 mujeres en un set y todos los maridos estaban en la zona de juegos cuidando de los niños mientras nosotras estábamos en la playa peleando. Era el mundo opuesto y fue tan emocionante y especial y era una directora y hablaba mi idioma con ella. Fue tan único y diferente».
Gladiator y su secuela han sido también una experiencia positiva para la actriz. «En la primera Gladiator me bendijeron con Ridley Scott y su increíble capacidad para fichar actores extraordinarios», destaca. «Un regalo de Dios aquí mismo», añade señalando a Pascal, sentado a su lado. «Es tan carismático, tan cálido, tan majo, una presencia tan bonita en el set, una energía genial con la que trabajar y juguetón también, así que siempre está a favor del juego y eso es increíble».
El Imperio de Geta y Caracalla
La Roma de Gladiator II es una en el Coliseo y otra en las calles. Los emperadores Geta y Caracalla, dos hermanos a los que les gusta más una copa de vino en la mano y un buen espectáculo que preocuparse del pueblo, han llevado la ciudad a la decadencia y la pobreza. «Son demasiado jóvenes como para tener este inconcebible nivel de influencia y responsabilidad», reflexiona Joseph Quinn, que interpreta a Geta. «Está muy concienciado de la fragilidad de su poder y tiene la necesidad de apoyarse a sí mismo a través de la intimidación, el miedo… Eso significa que es muy difícil confiar en nadie y creo que, al final, ni confía en sí mismo», afirma sobre su personaje.
«Está esta ilusión que crea el poder cuando lo miras y parece objetivo o justificado, pero cuando lo representas revela lo poco digno que es», añade Fred Hechinger, que da vida a Caracalla. «Es algo con lo que están obsesionados, pero también es algo hacia lo que se les ha lanzado. Que sea algo que está por fuera no significa que se lo merezcan o se lo hayan ganado».
Por la naturaleza de los papeles, Quinn y Hechinger se han preparado codo con codo para Gladiator II. «Lo raro es que puedas trabajar tan cerca con alguien», reconoce Hechinger.
Como añade:
Era muy importante para nosotros tener una dinámica que fuera altamente codependiente y competitiva, que nos desviviéramos el uno por el otro y también nos destruyéramos el uno al otro, pero amándonos
«Intentamos pasar el mayor tiempo que pudimos juntos y esperábamos que esa seguridad y esa familiaridad se trasladara a la pantalla», añade Quinn.
En esta relación de hermanos entre Geta y Caracalla hay un tercer integrante: un mono, mascota del segundo. «Entrenamos juntos un par de semanas antes», dice Hechinger. «Paul estaba haciendo el entrenamiento de lucha de los gladiadores y yo estaba trabajando con el mono. Fue genial. Un mono nunca va a mentir. Va a hacer lo que le dé la gana. Fue muy inspirador tener una preciosa criatura tan impulsiva en mi hombro».