En 1983, un amigo de Hollywood le dijo al escritor John Brosnan que las películas de dinosaurios iban a ser la nueva tendencia en el cine y que, por tanto, iban a necesitar historias que adaptar. Ni corto ni perezoso acabó lanzando Carnosaur, solo para comprobar, decepcionado, que las historias de dinosaurios en el cine no llegaron a ser tendencia hasta el lanzamiento de Parque Jurásico, momento en el cual su libro fue visto… ¡Como un plagio barato de Michael Crichton! Al final, tuvo su adaptación en 1993, hecha por la factoría Roger Corman, e incluso tuvo dos secuelas y dos spin-offs. Nada mal para una novela escrita deprisa y corriendo, ¿no?
Dino a los cambios
No es que Crichton tuviera menos problemas a la hora de adaptar Parque Jurásico, porque Steven Spielberg cambió gran parte del libro, incluyendo partes importantes… ¡Como el final! Eso sí, viendo el cheque que le llegaba todos los años por derechos de autor, probablemente se tragaría su orgullo sin problemas. Y eso que el director llegó a cambiar, incluso, las personas que morían a lo largo de la trama.
Crichton no tuvo problemas, por ejemplo, en matar a Sophie, la niña, en una escena que al director le parecía demasiado asquerosa, o a John Hammond, que no solo cambiaba su personalidad respecto a la novela, sino también su final: en la novela original era atacado por un grupo de Compsognathus que le muerden, le envenenan y le comen vivo. Sin embargo, Spielberg quería traerle de vuelta en caso de que hubiera una secuela, y permitió que tuviera un futuro.
Pero quizá la muerte más sorprendente fuera la de… ¡Todos los dinosaurios! Y es que Crichton terminaba su novela con una explosión en la isla que acababa con todos los especímenes… o casi todos, porque en la jungla de Costa Rica se ven un par de dinosaurios, continuando con la masacre. Spielberg quiso dejar la puerta abierta para una secuela, y a ver quién le culpa viendo lo que recaudó.