Así es, ya procesamos ‘Poor things’, la película que ya está siendo nombrada como la mejor de Yorgos Lanthimos, y hoy toca hablar de ella. ¿Qué quiso decir, en realidad, la historia de Bella Baxter?
Creo que no hay película entre las nominadas a los #Oscars2024 que haya sido más desafiante y atrevida que ‘Poor Things’. Cómica, reflexiva, onírica y polémica; Yorgos Lanthimos se mandó con una historia que pone en juego nuestro sentido común y nuestros paradigmas más arraigados. Hay quienes la adoran y otros que la acusan de ser una apología peligrosa de varios comportamientos maliciosos. Hablemos, pues, del mundo de Bella Baxter (sí, claro que habrá spoilers).
Nuestra Frankenstein de la era victoriana futurista
Las referencias a la obra cumbre del horror moderno, Frankenstein, son evidentes desde el primer acto. Bella es la creación del doctor Godwin Baxter, interpretado por el prolífico Willem Dafoe; es el cerebro de una bebé incrustado y reanimado en el cuerpo de una mujer adulta, en el cuerpo de su madre. Su mundo es la casa de Godwin, de la cual nunca ha salido por lo peligroso que podría ser para ella el mundo exterior.
Esta etapa inicial está definida por el blanco y negro de la película. Su vida está marcada por la monotonía de su rutina y lo pequeño que es su espacio. El uso intensificado del ‘ojo de pez’ de la cámara nos hace sentir aun más la asfixia de Bella que va en crescendo hasta que, con la llegada de Duncan Weddderburn, finalmente puede escapar.
El descubrimiento de sí misma y de los placeres de estar viva
Si bien Bella había comenzado a sentir curiosidad por el mundo exterior por la intromisión de Max McCandles en su hogar, no es sino hasta el arribo de Duncan que estas ansias de ver más allá se disparan. Ella ya había comenzado a experimentar un despertar sexual por casualidad, y la mala fortuna hace que se tope con alguien que solo quiere y ofrece goce de este tipo.
Y digo mala fortuna porque sí, Duncan se aprovecha del ímpetu de ella desde el primer minuto en que entran en contacto. Recordemos que, de acuerdo a lo que nos van explicando, Bella se encuentra en una etapa adolescente aproximadamente (por el largo de su cabello, momento Rapunzel). Claro, Bella disfruta sus encuentros con Duncan y todo va ‘bien’ hasta que empieza a ganar autonomía. A conversar con otras personas, apreciar el arte y a buscar placer más allá de su compañía.
Antes de continuar, hay que recalcar una cosa: Bella es una persona sin moral. Nadie le había enseñado lo que es ‘vergonzoso’, ‘polémico’, ‘revolucionario’ o ‘promiscuo’, lo que está bien o lo que está mal a ojos de la sociedad. Juzgarla bajo nuestro criterio, que está tan fundido con estas creencias, es un error. Lanthimos nos propone un reto con esta película: olvídate de las reglas del mundo en el que vives y adéntrate en el de Bella.
Bueno, la vida, a veces, no es tan bonita que digamos
Bella se hace amiga de Martha y Harry, un par de aristócratas cínicos y muy divertidos. Con ellos nace su amor a la lectura, y por ende, su pensamiento crítico. Es una sutil manera de marcar el punto de inflexión entre una chiquilla que solo buscaba sentir placer y una joven que quiere conocerlo todo, incluso las sombras y el dolor. Ya que esta es mi interpretación, puedo afirmar que sentí esto como el paso de una adolescente a una joven más madura, en sus veintes quizás. Alguien que ya ve las dimensiones que hay en este pandemonio.
Y desde luego que las ve gracias a la traumática experiencia con Harry, quien le muestra cómo está dividida la sociedad. El horror de los pobres, la indiferencia de los ricos, todo esto afecta tanto a Bella que se propone mejorarlo desde sus reducidas posibilidades. Como consecuencia, se queda sin un centavo en las calle de París con Duncan, expulsados del crucero en el que viajaban.
Duncan está enamorado y harto de esta mujer que desafía todos sus paradigmas, siente un amor obsesivo y machista, pues lo que él quiere es una esposa callada y sumisa. Bella no puede ser víctima de su manipulación porque ya no tiene con qué retenerla, obediente, a su lado. Ella va a ser lo que le venga en gana, y así lo hace al prostituirse para conseguir algo de comer. Ahora ha descubierto algo nuevo: los hombres están dispuestos a pagarle por prestarles su cuerpo.
¿Libertad o trampa?: El burdel en París
Bien, esta es una de las partes más polémicas de este cuento. ¿Bella se está empoderando al usar su cuerpo para obtener independencia económica? ¿O están abusando de ella, una y otra vez? Nótese lo polarizadas que están ambas perspectivas. Depende de la respuesta a estas preguntas la experiencia del espectador.
Empecemos con la matrona de la casa, Madame Swiney. Es una vieja mujer que, evidentemente, ha pasado por mucho y hace lo que tiene que hacer para sobrevivir. Esto no quita el hecho de que sea manipuladora, astuta y busque siempre su beneficio. Al notar la ‘ingenuidad’ de Bella y su escasez de recursos, rápidamente ve el potencial para que sea parte de su negocio y la convence para que entre en este. Porque todos sabemos que la fórmula bajo la que muchas mujeres caen en ese oficio es la necesidad y la desesperación.
Ahora, Bella acepta los términos y condiciones básicas alegremente, pero no entiende la magnitud de su decisión hasta que, al momento de tener su primer cliente, a este le importa un rábano complacerla o escucharla. Ahora, recordemos el punto que enfaticé párrafos atrás: Bella no ve mal en la prostitución porque no conoce los estigmas sociales o la discusión que la rodea. No comprende lo cuestionable que es comprar el consentimiento de una mujer con monedas, o las prácticas sexuales extravagantes a la que la someten. Es por esto que lo único que le molesta, en realidad, es no poder disfrutar de algo que, hasta el momento, había sido placentero para ella.
Que Bella quiera establecer un diálogo y comodidad con sus clientes o que quiera escogerlos habla de esta necesidad de no sentirse objetificada. Ha conocido las tristezas de las mujeres que viven de esto, ha hecho una amiga y amante, Toinette, y esto le ayuda a pasar los días, descubrir el activismo y la política. Se comienza a sentir cómoda y se acostumbra a esta realidad.
Confrontando con nuestra realidad
Volviendo a las preguntas iniciales de esta sección, y habiendo expuesto todo lo anterior, creo que lo más sensato es establecer que no, Bella no se está ’empoderando’. Ni tampoco están abusando de ella porque no sabe lo que está pasando, ella sí lo sabe y eventualmente se da cuenta de que hay cosas que están mal, solo que hay algo que este personaje tiene que es más fuerte que todo lo demás: sus ansias de experimentar. Ella está dispuesta a vivir esto para nutrirse de experiencias y conocerse.
¿Es esto algo realista? Por supuesto que no, ¿quién quiere pasar por penurias y malos ratos adrede? Esas cosas nos llegan sin más, sin buscarlo, a lo largo de la vida. Bella, recalco, es un personaje extraordinario en un mundo extraordinario, y la prueba más grande de esto es lo fácil que es para ella abandonar el burdel e ir a casa de su padre. En nuestra realidad, desgraciadamente, muchas mujeres no tienen esa opción.
El desenlace y algunas aclaraciones
Ya en su hogar, Bella se encuentra con el único personaje sensato de la película, Max, y todo lo demás sigue su curso. Debo decir que me pareció un poco innecesario darle tanta relevancia al arco del ex-marido violento, pero bueno, esto nos ayuda a marcar el final de la búsqueda de Bella. Ya que ha vivido más cosas de las que un ser humano promedio en su mundo puede ufanarse, ahora busca su felicidad y se enfoca en su propósito de ser médica. Cerramos la película.
La afirmación de que Bella Baxter es una especie de ‘Barbie’ (refiriéndonos a la Barbie de Greta Gerwig) ‘para los raritos’ está totalmente fuera de lugar. ‘Barbie’ emula y critica nuestro mundo, ‘Poor things’ crea otro muy diferente. Bella Baxter no es una ‘boss girl’, no es una víctima (al menos no en la mayor parte de la película), es un personaje único y que debe ser observado como tal, no tomarlo como referente ni mucho menos.
Con esto dicho, me gustaría resaltar los otros muchos aspectos destacables que tiene este filme. La música, las actuaciones maravillosas de todo el cast (Ruffalo estuvo genial, aunque no se hable tanto de él), y sobre todo, la de Emma Stone. No por nada es una de las favoritas a llevarse la estatuilla del Oscar, y vaya que se lo merecería. La cinematografía, el montaje y el diseño de producción es de otro nivel; el vestuario se ha vuelto tendencia, claramente hay un trabajo arduo y dedicado de todo el equipo detrás de esta historia.
Todo lo expuesto en este análisis está sujeto a más crítica y discordancia, pues cada espectador tiene su interpretación. Sin embargo, algo que no dejo de resaltar es el hecho de que hubo y aún hay numerosas personas pensando y hablando sobre esta película. Esa, me parece, es la magia de este arte y de cualquier otro. Qué vivan las obras que nos hacen cuestionarnos.