Producida por Ramón Campos y protagonizada por Ivana Baquero en la piel de Maje, la película sobre el mediático crimen de Patraix se estrena en Netflix este viernes 30 de mayo
El 16 de agosto de 2017 un hombre de 35 años fue hallado sin vida en el garaje del edificio en el que residía en el barrio de Patraix, en Valencia. Se llamaba Antonio Navarro y había recibido varias heridas de arma blanca, algunas de ellas mortales, en un ataque que, según el informe forense, habría recibido por sorpresa sin posibilidad de reaccionar.
Las primeras investigaciones del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia rápidamente descartaron el móvil del robo y centraron sus pesquisas en su entorno más próximo: la víctima se había casado hacía menos de un año con su novia María Jesús, conocida como «Maje», quien mantenía varias relaciones extramatrimoniales y estaba llevando a cabo una serie de movimientos sospechosos.
Un crimen que en su momento fue objeto una gran cobertura mediática y que ha inspirado la nueva película ‘true crime’ de Netflix, La viuda negra, desarrollada y producida por prolífico productor Ramón Campos y dirigida por Carlos Sedes tras el éxito de El caso Asunta, que se estrena este viernes 30 de mayo en la plataforma de ‘streaming’.
La encargada de interpretar a Maje en La viuda negra es Ivana Baquero, ganadora de un Premio Goya a la Mejor actriz revelación por su interpretación en El laberinto del fauno en 2007 cuando solo tenía 12 años, mientras que Tristán Ulloa, que ya trabajó a las órdenes de Sedes y Campos encarnando a Alfonso Basterra en El caso Asunta en 2024, es el encargado de interpretar a otra de las figuras clave del caso, Salvador Rodrigo, uno de los amantes de la viuda. Completan el elenco, Carmen Machi, como Eva, la inspectora del grupo de homicidios a cargo de la investigación del caso, y Joel Sánchez, Álex Gadea y Pablo Molinero, entre otros.

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«En el caso de Maje a mí lo que más me llamó la atención fue el hecho de que haya una pregunta irresoluble desde nuestra normalidad. En el caso de Maje [esa pregunta] era ¿por qué es mejor asesinar a tu marido que divorciarte? Esa fue la la pregunta que me explotó la cabeza cuando conocí el caso», explica Ramón Campos sobre la elección de la nueva historia que quería contar. Una pregunta para la que no tiene respuesta absoluta pero sí algunas teorías que plantean en la película.
«Tenemos nuestras teorías. Teorías que intentamos exponer con los hechos y que documentamos y narramos en la película. Tenemos la teoría de que la educación es muy importante a la hora de quién eres de adulto y cómo te relacionas con el mundo de adulto. Maje viene de una educación ultracatólica, su familia viene de una congregación que defiende la la sacralidad del matrimonio y la importancia del matrimonio por encima de cualquier otra cosa y creo que eso habla mucho de por qué es mejor ser viuda que ser una asesina». «Hablamos mucho de los pensamientos recurrentes en psicología y es verdad, y por eso está contado por la policía, por Maje y por Salva, que dónde coloca cada personaje la cabeza es que para ellos no es tan importante lo que han hecho, sino que cada uno quería tener un tipo de vida. Eso es lo que lo hace cada vez más desgarrador y más duro», añade Sedes.
«[Si se divorcia] Ella sería la mala de la historia», reflexiona Ivana Baquero sobre las motivaciones de Maje. «Cosa de la que rehuye. Ella prefiere ser la víctima en este caso, quedar siempre bien. Quitarse los problemas encima sin tener que enfrentarse a ellos. Al final es la cobardía». Con ella coincide su compañero, Tristán Ulloa: «Uno se se hace un relato que se cree y que hace creer a los demás en el que se victimiza de una forma exacervada». «Creo que esta película también tiene un punto de diálogo y de reflexión para que el espectador pues haga su propio planteamiento de lo que cree que ha pasado en en esta historia», termina Baquero.
«No es un caso policial complicado, aunque estuvo a esto de ser el crimen perfecto»
Al contrario que con El caso Asunta, que previamente había sido una serie documental antes de la serie de ficción protagonizada por Candela Peña y Tristán Ulloa, el equipo tuvo claro desde el principio que con el caso de la viuda negra de Patraix harían ficción. Según nos explican, ya había otros proyectos documentales en marcha, así que apostaron por un enfoque diferente.
Una característica que tiene el caso de Maje es que no es un caso policial complicado, aunque estuvo a esto de ser el crimen perfecto.
«Si Salva no llegan a cometer el error de utilizar el teléfono equivocado en esa llamada, el juez habría denegado la continuidad de las escuchas, no hubiera habido esa llamada y no los habrían cazado».

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«El caso era tan sencillo policialmente que no nos daba para una serie», sentencia Campos sobre lo que les llevó a tomar la decisión de que La viuda negra fuese un largometraje. «Pero podíamos contarlo en una película. Y además nos parecía interesante contarlo tal como sucedió, que era contarlo desde la policía. Te pones en el papel de Eva, el personaje de Carmen Machi y empiezas a introducirte en el caso diciendo ‘¿Qué está pasando aquí?’. Y, como ella, empiezas a escuchar y solo escuchar y solo escuchar y escuchando empiezas a entender que está pasando algo raro». Una vez la investigación comienza a dar sus frutos, «empezamos a contar lo que sucedió por detrás» desde el punto de vista de los demás personajes.
«Para nosotros lo más importante es el respeto a las víctimas»
Para desarrollar el relato, el equipo liderado por Ramón Campos, del que también forman parte los guionistas Gema R. Neira, David Orea, Jon de la Cuesta, Ricardo Jornet y Javier Chacártegui, desarrolló un gran trabajo de documentación, aunque tenían claro qué línea no querían cruzar: «Tuvimos acceso a a toda la investigación policial, a todo el sumario del caso y pudimos hablar con la policía nacional que representa Carmen Machi en la película. Ella nos contó cómo había vivido el caso. También pudimos hablar con diferentes partes del juicio que nos contaron cómo lo habían vivido ellos».
Nos pusimos una línea roja que era ‘No vamos a hablar con los asesinos. No vamos a contactar con ellos y no vamos a hablar con ellos porque lo que ellos vayan a decir no nos interesa. Nos interesa lo que digan las otras las otras personas’
«Toda esa documentación y los audios, que son muy definitorios de de su psicología, nos permitieron conformar cómo eran estos personajes», explica Campos.

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Otra de sus líneas rojas, que siempre quieren mantener, es no mostrar el asesinato y no mostrar a la víctima: «Para nosotros lo más importante es el respeto a las víctimas. Y en el caso de de Maje el cómo asesinaron a su marido no era importante. Creo que es algo en lo que tenemos que reflexionar todos: la crónica negra es importante, la crónica negra es parte de nuestra sociedad, debemos hacer crónica negra y podemos hacer crónica negra, pero siempre poniéndonos en el lugar de las familias de las víctimas. Si crees que vas a hacer un daño innecesario, no lo hagas. No hace falta».
«El asesinato es desgraciadamente tan cruel y tan sencillo como unas puñaladas. Lo importante del asesinato es la psicología de cómo llega a ese asesinato», apunta el productor. Sedes coincide: «La historia habla de cómo alguien te convence para, y así sobra lo otro. ¿Cómo una mujer, además tan joven en comparación con él, que supuestamente es una persona madura, te convence de una manera tan sencilla?».
Ivana Baquero se lanzó de lleno al proyecto tras su conversación con Ramón Campos, con quien ya había tenido la ocasión de trabajar en la serie de Netflix Alta Mar: «Conozco muy bien el gran trabajo de investigación que [Ramón Campos] hace en todos estos casos y yo ya sabía que estaba en buenas manos y que todo lo que me estaba comentando estaba bien montado y tenía solidez». La actriz no conocía el caso y lo que le contó el productor le llamó la atención desde el primer momento, pero cuando empezó a informarse por su cuenta acabó fascinada.

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«El caso en sí es como una película, pero tener la oportunidad de entrar en esa mente tan oscura y a la vez aparentemente tan normal y luminosa de cara a toda la gente que rodeaba a Maje fue un regalo. Es un arco tremendo. Llega a tocar prácticamente todas las emociones humanas». Así, aunque reconoce que sintió algo de vértigo, se lanzó al vacío porque «sabía que estaba en buenas manos»: «Fue un poco vertiginoso al principio, sobre todo por la inseguridad que tenemos algunos actores de querer hacerle justicia y de la responsabilidad de tratarlo con mucha sensibilidad.
Carmen Machi, por su parte, matiza que su personaje se construyó de cero, pese a que la investigación del caso estuviera liderada por una mujer al frente de la brigada de homicidios de Valencia, que es en la que se inspira. «Ella hizo una visita al rodaje en una secuencia que teníamos Ivana y yo y lo único que que yo he compartido con ella ha sido esa visita. Me alegré, porque nos dio su bendición. Se emocionó mucho cuando vio esa secuencia y dijo: ‘Fue así. Me he quedado asombrada’. […] Realmente no ha habido ninguna una intención de crear el personaje de la jefa de homicidio real, a diferencia de ellos [Maje y Salva]. Ella estaba al mando y lo vivió y creo que de su intuición como mujer ayudó mucho, porque siempre sospechó».