Jon Hamm se había planteado que si en 2001, al cumplir 30 años, no había conseguido vivir como actor, lo dejaría todo. Pero a mediados de los 90, mientras esperaba su gran momento, estaba trabajando como camarero y como diseñador de producción de películas porno (sí, de verdad). Para que luego digan que la vida de las estrellas está pavimentado desde el principio. De vez en cuando conseguía un papel en el teatro, pero en 1997 logró por fin abrirse paso en televisión. Solo que no como Hamm quería.
Pies para qué os quiero
Fue en el concurso The Big Date, que se emitió entre junio de 1996 y septiembre de 1997, un programa de citas al estilo Vivan los novios. La soltera que tenía que elegir entre los participantes fue una tal Mary Carter, entonces actriz y estudiante de animación por ordenador de 25 años, que anunció en el programa orgullosamente que tenía un fetiche con los pies. Ojalá me lo estuviera inventando. De hecho, Hamm le propuso una cita llena de “comida fabulosa, conversación fabulosa y un masaje de pies fabuloso para una noche de absoluta ‘fabulosidad’”. Si hubiera sabido en quién se iba a convertir, probablemente Mary habría dicho que sí a todo, pero por aquel entonces se quedó con un tal Marc, un soltero que le quería demostrar lo “flexible” que era. Ugh.

USA Network
Si te estás preguntando qué fue de la soltera en cuestión, ahora tiene 53 años, vive en Los Angeles y tiene un estudio de fotografía junto a su marido. Que no, no fue Marc, sino un señor llamado Justin, al que conoce desde hace quince años y que no cambiaría “ni por cien Jon Hamms” (sus palabras, no las mías). Hasta hace una década, además, no tenía ni idea de que su cita pudo haber sido el protagonista de Mad Men.
Por su parte, Hamm, con el corazón roto por el rechazo (imagino) acabó consiguiendo un pequeño diálogo en Ally McBeal el año siguiente, y en el 2000 pudo debutar en el cine con Space Cowboys (con el sólido papel de “Piloto Joven Número 2”). A finales de ese año, justo en el borde de cumplir su promesa de dejar el cine si no conseguía triunfar, fichó por la serie Providence como uno de los novios de Joanie. Y el resto, como se suele decir, es historia.