«David tiene algo de genio, eso es indudable«, asegura el productor Mel Brooks en el libro biográfico de David Lynch, Espacio para soñar. «Entiende la psique, las emociones y el corazón humano. También está jodido de la cabeza y proyecta su propio torbellino emocional y sexual en su trabajo«. Todos quienes trabajaron junto a él coinciden en que era una persona amable y educada, apasionado del arte y, curiosamente, poco dado a las excentricidades.
«Él respira a través del momento, y todo está vivo en ese momento», declaraba Laura Dern, quien ha colaborado en cinco ocasiones con él, en una entrevista con GQ en 2017, «No hace nada que no sienta. Lo he visto escribir una película maravillosa y luego la he dejado de lado. Y tal vez diez años después, dice: ‘Oh, tal vez vuelva a sentir esa película ahora».
Era un genio del surrealismo y en su carrera predominan las películas oscuras, pero había poco de «artista torturado» en su día a día. «No me gusta salir. Tengo un poco de agorafobia», admite el cineasta. «Realmente está haciendo arte las 24 horas del día», asegura Dern. «Estás en su casa, y si no está cortando, escribiendo o fotografiando, está en el taller de carpintería fabricando muebles, o pintando, o filmando pájaros, o prediciendo el tiempo«.
Dern se refiere a que, en la década de los 2000, Lynch publicaba informes meteorológicos online del estilo: «Aquí en Los Ángeles, hermosos cielos azules. Algunas nubes blancas hinchadas». Después se recuperaron durante la pandemia para dar un poco de luz en un mundo gris. Curiosamente lo que él hizo con sus amigos, a quienes contagió su amor por la meditación trascendental. «Él siempre quiere decirnos quiénes somos realmente. Necesitamos que David nos lo diga. ¿Quiénes somos realmente? Mitad animal, mitad hombre de negocios, mitad loco. Él lo sabe», contaba Mel Brooks a GQ.
Genios inspiran genios
La lista de directores influenciados por David Lynch es larga. Y no hablo solo de jóvenes cineastas intentando buscar su camino, sino de nombres ya asentados en la industria que continuaron bebiendo del cine de Lynch y aprendieron de él. Aunque puedan parecer estilos completamente diferentes, Quentin Tarantino es uno de los creadores que seguía de cerca su trabajo.
Poco después de salir de ver Twin Peaks: Fuego camina conmigo en Cannes, Tarantino no pudo ser más claro: «David Lynch se había vuelto tan loco que no tengo deseos de ver otra película de David Lynch hasta que escuche algo diferente. Y, ya saben, lo amé. Lo amé». Quién sabe si después de este estreno logró reconciliarse con su compañero de gremio.
Otro genio inspirado por Lynch fue Stanley Kubrick. El famoso creador de 2001: una odisea del espacio se inspiró directamente en Eraserhead para desarrollar El resplandor. Al fin y al cabo, ambas son historias claustrofóbicas de un hombre atormentado.