El actor se convirtió en una leyenda del cine western, pero rechazó un thriller legendario que fue a parar a uno de los actores a los que más manía le tenía: Clint Eastwood
Absoluta leyenda del cine western por su trabajo en grandes títulos del género como Centauros del desierto, El hombre que mató a Liberty Valance o Valor de Ley, por la que ganó su primer y único premio Oscar, John Wayne fue considerado durante mucho tiempo el actor más exitoso del cine del Oeste sin que ningún otro pudiera hacerle sombra. Sin embargo, en los años 60, otro nombre comenzó a sonar con fuerza tanto entre los realizadores de la época como entre los amantes del género y, para su desgracia -porque le sentó fatal- se convirtió en su gran competencia: Clint Eastwood.
Aunque luego acabaría probando suerte detrás de las cámaras y convirtiéndose en uno de los cineastas más reputados, Clint Eastwood comenzó a despuntar en la industria audiovisual como intérprete, siendo el cine del Oeste el género que le vio triunfar. Primero en una serie de televisión, Cuero crudo, pero especialmente con su colaboración con Sergio Leone y su famosa trilogía de ‘spaguetti western’ conocida como la Trilogía del Dólar –Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo-.
John Wayne, que más tarde criticaría duramente a Eastwood por su película Infierno de cobardes, inicialmente habló positivamente sobre el trabajo de su compañero actor. Sin embargo, parece que su buena impresión cambió cuando Client Eastwood se hizo con el papel de Harry Callahan en la película de Don Siegel, Harry, el Sucio en 1971, con la que terminó de despuntar como una de las grandes estrellas de la época y que resulta que inicialmente se le había ofrecido a él.
Sin embargo, cuando a Wayne le llegó la propuesta de encarnar a Harry, el actor, de quien se sabe que tenía bastante carácter, reaccionó ofendido porque el papel le había sido ofrecido a Frank Sinatra con anterioridad. El actor no quería ser la segunda opción, así que también la rechazó aprovechando que sobre la mesa tenía otros proyectos cinematográficos alternativos que le habrían interesado más en ese momento.
Dado el éxito posterior de la serie de películas de Harry, el Sucio, Wayne se arrepintió abiertamente, tal y como describió Carolyn McGivern en su libro John Wayne: A Giant Shadow: «¿Cómo dejé que se me escapara de las manos?».
Se dice que John Wayne permaneció preocupado por su decisión sobre la oferta de Don Siegel durante muchos años a lo largo de su vida y, mirando atrás, pensó que su rechazo a la oferta de Don Siegel fue un error.
Después de todo, el papel principal en Harry, el sucio terminó de consagrar a Clint Eastwood en el mejor momento y, probablemente, podría haber significado un avance adicional en la industria cinematográfica para John Wayne.