
Hace unos años, Anthony Hopkins protagonizó El padre, una película que nos adentraba en la mente de un enfermo de alzheimer que estaba al cuidado de su hija. Su trabajo le valió un premio Oscar y, sin duda, es un título imprescindible de la última década. Lo curioso es que detrás de las cámaras Hopkins no es precisamente el padre del año y él mismo lo reconoce.
En 2018, Hopkins se encontraba promocionando una adaptación de El rey Lear para BBC cuando The Times le preguntó por la relación con su hija, Abigail, con la que lleva más de dos décadas sin hablarse. Según declaró, no tenía ningún interés en ella.
No tengo la culpa. La gente hace lo que hace. Y no lo entiendo y no me molesta. No puedo perder el tiempo preocupándome por ello
Una semana antes de esas declaraciones había afirmado en una charla con Radio Times que no sabía si su hija tenía hijos y no le importaba. «La gente se separa. Las familias se separan y, ya sabes, ‘Sigue con tu vida’. La gente toma decisiones. Me da igual lo que pase», dijo en aquella ocasión.
Sabes, hice lo mejor que pude, pero bueno, creo que si alguien no quiere ser parte de mi vida, bien. Que haga lo que quiera. No tengo recuerdos ni nada… Ciertamente no… Le deseo lo mejor y todo eso, pero no quiero hablar de mi hija. Esas cosas se acabaron
Hopkins estuvo casado con Petronella Baker entre 1966 y 1972 y del matrimonio nació Abigail. El actor dejó a su primera esposa para mudarse a Los Ángeles con Jennifer Lynton. La niña tenía 14 meses y apenas pasó tiempo con ella en su infancia.
«Lo veía, pero quizás una vez al año. Siento un poco de tristeza, pero tengo que seguir adelante con mi vida. Siempre ha sido así: verlo y luego no verlo», declaró la hija a The Telegraph en 2006, «Estuve a punto de suicidarme. La causa principal fue que mi padre y yo tuvimos una relación intermitente cuando era joven. Estaba furiosa y había mucho duelo».
«Tendría que ser algo mutuo. No sé cómo me sentiría al respecto», explicó la joven en su página web, «Nunca hemos sido muy cercanos. Nunca hemos hablado de temas importantes de la vida. Porque, bueno, nuestra relación siempre fue muy esporádica. Nunca sentí que pudiera hablar de esas cosas con él».