Es bien sabido que Indiana Jones nació, en un principio, del intento de George Lucas y Steven Spielberg por rehacer (e incluso superar) las películas de James Bond. Y si pensamos en el agente 007, especialmente en los 80, ¿quién nos viene a la cabeza? Efectivamente: Sean Connery. Era solo cuestión de tiempo que el actor se dejase caer por la saga junto a Harrison Ford, en una película que -no lo neguemos ahora- todos pensamos que habría cerrado la trilogía a la perfección: Indiana Jones y la última cruzada.
El Santo Grial del cine
Henry Jones Sr, en los primeros guiones, estaba escrito como un profesor excéntrico y loco cuya relación con Indy no era la de padre e hijo, sino la de profesor y alumno. Por suerte, Connery aceptó el papel exclusivamente si podía retocarlo a su manera: añadió humor, quiso convertirlo en una especie de Richard Francis Burton y, sobre todo, divertirse haciéndolo. Y al final, ¿acaso no es esa la clave de hacer una buena película?
Aunque no fue improvisada, hay una frase en Indiana Jones y la última cruzada que cierra la película a la perfección. Veréis, al principio Henry, mientras escribe en su cuaderno del Grial, dice «Quien iluminó este manuscrito, que me ilumine a mí»… Y al final, cuando su hijo le pregunta qué es lo que ha encontrado, Henry responde una sola palabra: «Iluminación». ¿Qué mejor final puede haber para las aventuras de Indy?
Y conste que este podría no haber sido el final absoluto de Henry: Spielberg quería que volviese en 2008 para Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, pero el mítico actor consideraba que ya se había retirado y no tenía ningún sentido que volviera. ¿Habría sido una película mejor? Quién sabe.