La idea original de Coco era un absoluto desastre: allá por 2010, Lee Unkrich propuso que tratara de un niño americano que aprendía que era mexicano mientras trataba de sobreponerse a la muerte de su madre. ¿Cuál era el problema? Que Unkrich nació en Cleveland (Ohio) y jamás había pisado suelo mexicano. El equipo de Pixar hizo varios viajes al país, entendieron qué era el Día de los Muertos y cambiaron el significado a la película, que, pese a sus errores (como cuando Disney quiso comprar el copyright de la expresión «Día de los muertos»), fue un éxito y sigue siendo disfrutada a día de hoy.
Tú me traes un poco loco
La película se fue modificando a medida que se hacía, como suele ocurrir en Pixar. De hecho, originalmente Coco ni siquiera iba a cantar, solo a tocar la guitarra. Sin embargo, cuando vieron que el actor que le interpretaba, Anthony González, tenía habilidades como cantante, decidieron que tuviera temas propios. Y así Miguel pudo cantar Recuérdame, Un poco loco y el resto de maravillas de la banda sonora.
Pero la película no solo destaca en la banda sonora: también en su simbolismo. Si te fijas, Héctor no lleva zapatos durante todo el tiempo que sale en pantalla… Y el motivo es que los zapatos representan la pertenencia a la familia, como dice Miguel. Héctor, después de su trágico suceso, no pertenece a la misma, así que está descalzo… hasta el final de la película, cuando, después de ser recordado por Mamá Imelda, por fin vuelve a aparecer con ellos, mostrando que, después de todo, tuvo su redención.

Pixar
Sorprendentemente, Coco es una de las pocas películas que Disney está respetando sin secuelas, cortometrajes ni series para Disney+, y, por lo que se comenta, de momento no parecen tener interés al respecto pese a su increíble recaudación de 814 millones de dólares. Es difícil ver todo ese dinero y no volverse un poco loco.