El 29 de abril de 1994 inició en Imola, Italia, uno de los fines de semana de Fórmula 1 más complicados de la historia, uno que quedó tristemente grabado en la mente de los amantes de la Máxima Categoría, pero que también cambió mucho en la F1.
La noticia de ese 1994 era la llegada de Ayrton Senna al equipo Williams, un movimiento con el que el tricampeón mundial buscaba ceñirse uno o varios campeonatos más con la mejor escudería del momento. Sin embargo, la historia no había comenzado tan bien como se esperaba, con retiros en Brasil y Japón (GP del Pacífico), así que llegar a Europa prometía un nuevo inicio para la estrella de la F1.
Así fue el Gran Premio de San Marino 1994.
Viernes 29 de abril
El primer día de acción en la pista de Imola tuvo una mañana tranquila, con los 27 pilotos dando vueltas en el trazado de Imola y Senna en la cima del clasificador.
Así iniciaría la primera Calificación (en ese entonces se realizaba una el viernes y otra el sábado), en ella, el novato Rubes Barrichello salió a toda velocidad de la Variante Bassa y justo cuando su Jordan-Hart tocó el lavadero, el monoplaza salió disparado hacia la barrera exterior de neumáticos, golpeando violentamente a más de 225 km/h.
El auto se despedazo con el impacto, encendiendo las alarmas, pues quedó de lado sobre el pasto. El brasileño se estaba ahogando con su lengua, luego de un golpe de más de 90G que lo dejó inconciente.
Por fortuna, los servicios de emergencia llegaron de inmediato y el doctor Sid Wilkins, jefe del servicio médico de la F1, pudo liberar las vías respiratorias de Barrichello. El piloto fue trasladado de inmediato al hospital.
Sábado 30 de abril
Con la sombra del impactante golpe de Rubens, se corrió la segunda Calificación para el Gran Premio de San Marino, ahí, la tragedia volvió a nublar la competencia. El piloto austriaco Roland Ratzenberger estaba corriendo su primer año en Fórmula 1, con el equipo MTV Simtek Ford, con el que había logrado un puesto 11 en el GP de Pacífico.
Ratzenberger salió a la pista a marcar vueltas rápidas, desafortunadamente, el alerón de su monoplaza se golpeó contra el lavadero en la curva Villeneuve, desprendiéndose y quedando atorado en el eje delantero impidiendo que los frenos de auto funcionaran, por lo que el austriaco salió proyectado contra un muro de concreto a más de 320 km/h.
El piloto murió en el instante tras sufrir una fractura en la base del cráneo, la fuerza del golpe se calculó en 500G, el choque más duro jamás registrado en la Máxima Categoría. La clasificación se canceló, dejando a Senna como el pole man.
Domingo 1 de mayo
Cuentan las historias que Senna se veía intranquilo en el box del equipo Williams antes del inicio de la competencia, por lo ocurrido durante el fin de semana y también porque no se había podido hallar con el FW16 en las dos primeras carreras.
En el inicio de la carrera, Ayrton protegió muy bien su primer lugar de Michael Schumacher, quien era el líder del Campeonato tras haber ganado las dos fechas anteriores. Sin embargo, JJ Letho se quedó parado en la parrilla de salida y Pedro Lamy lo impactó violentamente por detrás, afortunadamente, ninguno de los dos pilotos sufrió lesiones, pero la recta principal quedó llena de pedazos de auto.
Esto provocó la salida del Safety Car, que en ese entonces no era un superdeportivo como el que hoy se utiliza era un Opel Vectra y al no poder desarrollar altas velocidades, los neumáticos de los monoplaza redujeron la temperatura.
La carrera se reinició en la vuelta 6, con Senna acelerando a fondo y Schumacher siguiéndolo de cerca, oliendo su alerón trasero. Pero, en el séptimo giro Senna se siguió de frente en la curva Tamburello, impactando violentamente el muro de concreto. El mundo vio en vivo cómo el ídolo paulista se iba de frente, a través de la cámara a bordo de Schumacher.
Hay cientos de teorías sobre lo que sucedió hace 30 años, sin embargo, ninguna cambiará el fatídico desenlace de ese domingo 1 de mayo de 1994 en el que Ayrton Senna pasó de piloto a leyenda de la Fórmula 1, un hombre que para muchos es el mejor piloto que ha corrido en un monoplaza de la Máxima Categoría.
Dentro del habitáculo del FW16 se encontró una bandera de Austria, con la que Senna iba a brindarle la victoria o el podio a la memoria de Ratzenberger.
El Legado
Después de este fatídico Gran Premio de San Marino, la Fórmula 1 y la FIA comenzaron a trabajar a fondo en mejorar la seguridad de los autos y las pistas de carreras, pues nadie quería volver a ver en vivo la muerte de uno de sus ídolos.
Así que se realizó un análisis de las curvas más rápidas y peligrosas de todas las pistas, para ver la forma en la que se redujera la velocidad de las mismas y se incrementaran las medidas de seguridad en las bardas aledañas. También, se hizo obligatorio tener barreras de llantas, ajustadas con cinturones de goma.
Además, los test a los cascos se hicieron más rigurosos, para garantizar la protección de la cabeza y su integridad estructural.
También, en 1995 se incrementaron las pruebas de choque que se realizan a los monoplaza, se integraron sensores y grabadoras para entender mejor cómo se comportaban los materiales en los impactos. Finalmente, en 1999 se hizo obligatorio elevar los laterales del habitáculo, hasta la altura de la cabeza del piloto, así como la colocación de cables de acero que sujeten las ruedas, para evitar que salgan disparadas (se dijo durante muchos años que el golpe de un neumático había provocado la muerte de Senna).
Detrás de la barda de la curva Tamburello se levantó una estatua de Senna, que se ha convertido en el altar más importante para los seguidores del piloto brasileño.
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