Con ese elefante en la habitación que amenaza con hacer saltar por los aires la situación actual, la vuelta de Trump a la presidencia de Estados Unidos y esos teóricos aranceles a China, la nación vive inmersa en su propia crisis con una desaceleración económica y un mercado laboral complicado, sobre todo para los jóvenes. Si hace unos meses contamos que a muchos les había dado por “convertirse” en pájaros cansados de todo, ahora se suma un reto mayúsculo que se está viralizando en redes. Sobrevivir con una mínima “paga” al mes.
70 dólares mensuales en comida. En medio del panorama económico incierto en China, contaba The Washington Post este fin de semana que miles de jóvenes han adoptado lo que han denominado como el desafío de ahorro radical: alimentarse con menos de 500 yuanes al mes (unos 70 dólares).
Este movimiento, conocido como «frugalidad orgullosa» en la nación, está ganando popularidad en plataformas como Xiaohongshu, donde los participantes comparten fotos de sus comidas, desglosan el coste de la misma y buscan superarse reduciendo aún más sus presupuestos mensuales.
Del consumo ostentosos a la austeridad estratégica. En realidad, el fenómeno marca un giro cultural. Como explicaba Nikkei hace unos meses, de alguna forma las nuevas generaciones están dejando atrás todo lo contrario, ese consumo conspicuo de años recientes cuando las élites chinas exhibían sin pudor autos de lujo, relojes extremadamente caros y accesorios de marcas.
De hecho, ya lo hemos contado antes, empresas como la todopoderosa LVMH, líder mundial en bienes de lujo, han reportado una caída en ventas en China, reflejando este cambio ahora reforzado por el último desafío. En contraste, la clase media parece estar adoptando una vida más austera, priorizando, por ejemplo, la cocina casera y estrategias de ahorro frente a un contexto económico pesimista.
Historias de resiliencia. Por ejemplo, el caso de Xue, de 28 años, que perdió su trabajo como asesora financiera en Shanghái tras una recesión en la industria tecnológica. Antes, llevaba un estilo de vida cómodo, con viajes frecuentes y compras regulares. Tras quedar desempleada, Xue se vio obligada a cocinar en casa, logrando reducir sus gastos en comida en dos tercios. Ahora, con un presupuesto de 332 yuanes (unos 46 dólares), dice que compra alimentos básicos online y aprovecha ofertas. Incluso planea mantener su estilo de vida frugal una vez consiga un empleo, con la meta de evitar vivir de sueldo en sueldo.
También está el caso de Zhao, ingeniera de 32 años que decidió unirse al reto mientras trabajaba temporalmente en Pekín. Combinó la dieta con su objetivo de reducir gastos, encontrando inspiración en alimentos simples y baratos como pan, leche o vegetales. Descubrió que podía gastar menos de 20 yuanes al día al cocinar sopas, arroz frito o hotpots improvisados. El enfoque no solo fue sostenible, sino que le permitió reflexionar sobre la eficiencia de su dieta y estilo de vida.
O ahorrar para una casa. Aquí tenemos como ejemplo el caso de Helena Lui, de 30 años, que decidió enfrentar el desafío con una idea de fondo: alcanzar su meta de comprar una casa. Como profesora universitaria en la provincia de Henan, ya vive sin pagar renta, pero buscaba recortar sus gastos en comida, que antes ascendían a unos 100 dólares mensuales. Como el resto, a través de comidas sencillas como panecillos al vapor y vegetales, Lui ha encontrado satisfacción en una vida más modesta, aprendiendo a priorizar sus necesidades reales sobre el consumo impulsivo.
Una ¿transformación? cultural. Si se quiere también, este movimiento de frugalidad resalta una transición en los valores de los millennials chinos, quienes ahora parecen buscar simplificar sus vidas y ahorrar para metas a largo plazo. Las historias y los ejemplos anteriores sirven como reflejo de hasta qué punto la crisis económica ha incentivado una mayor autosuficiencia y creatividad en el manejo de recursos.
Quién sabe, el cambio cultural podría marcar una tendencia duradera hacia un consumo más consciente y sostenible en una generación que, como en la mayor parte del mundo, se enfrenta a retos económicos sin precedentes y ya está dando muestra de no querer dar los pasos de generaciones anteriores.
Imagen | Zhao Yongfang, Xue Yang
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