La fiebre por el true crime es imparable: desde programas documentales de alta calidad como el catalán ‘Crims’ a ficciones sobre casos reales de nuestra crónica negra, los sucesos plagan las parrillas de todo tipo de canales y plataformas. Es un terreno que, aunque tiene sus críticos debido a múltiples factores éticos y morales, despierta el interés del público. Y una vez agotados los casos foráneos (el psycho-killer es un fenómeno eminentemente post-industrial y estadounidense), hemos visto el nacimiento y crecimiento del true crime a la española. En una segunda oleada, eso sí, porque crónica de sucesos siempre hemos tenido, con cabeceras tan españolísimas como ‘El caso’.
Esta popularidad también se ha extendido hacia los podcasts donde brotan a diario nuevas propuestas con muy diversos enfoques sobre los crímenes reales. Uno de los mejores y más escuchados es ‘Criminopatía’ de Clara Tiscar, que se puede escuchar en Pódium y otras plataformas. Hemos hablado con ella para desentrañar un misterio algo menos sangriento que los que acostumbra a explicar en sus episodios: cómo se ha convertido en referencia para el mundo del true crime en español.
Por supuesto, nuestra curiosidad inicial está en qué le llevó a crear ‘Criminopatía‘, de dónde surge su interés. Nos cuenta que «escribo novela negra y siempre andaba escuchando podcasts de true crime. Y dado que era una autora autopublicada pensé que una buena manera de crear público para una futura novela negra era crear un podcast sobre el tema». Es decir, una mezcla de proyecto serio y amateur que no se corresponde con lo estrictamente que la investigadora se plantea aspectos que otros descuidan, como la documentación.
En ese sentido, nos dice que «suelo buscar algún documental corto o algún reportaje amplio sobre el tema para hacerme una idea del caso completo. Después, cuando lo conozco más o menos y veo que es un buen caso para ‘Criminopatía’, y lo meto en el calendario editorial, investigo a fondo. Dependiendo del caso, porque la documentación no siempre es del mismo tipo, leo libros, veo documentales, busco sentencias, leo todo lo que puedo en la prensa…«
La periodicidad semanal del programa genera sus propios obstáculos: «hay casos en los que hay muy pocos datos en los medios. En ese caso, por mucho que me interese el tema no puedo hacerlo en el programa porque no hay información suficiente. Como hago un programa semanal, necesito documentarme en internet, por tanto no puedo recurrir a las hemerotecas o a entrevistas personales. El reto más complicado es contar lo que otros han contado antes, pero hacerlo de forma diferente, escribiendo un guion desde cero. Contar bien la historia es lo único que puedo hacer yo, puesto que el mérito de los datos es de los periodistas que han investigado el caso antes».
Un estilo propio
Una de las características que han dado fama a ‘Criminopatía’ es el peculiar tono con el que se desarrollan las narraciones: sin estridencias, efectos sonoros llamativos o dramatizaciones, lo único que tenemos es la voz de Tiscar envolviendo la exposición fría de los datos. El nacimiento de este estilo fue poco menos que casual: «Fue una necesidad, no disponía de nada más que mi voz y ya me di cuenta desde el principio que escribir cada episodio me iba a costar muchisimas horas, por lo que la edición (que al principio hacía yo) tenía que ser lo más simple posible y por tanto, necesitaba tener pocos elementos y que pudieran ser siempre los mismos en cada episodio.
Y todo esto con los menos adornos posibles, de nuevo una mezcla de estilo y necesidad: «No quise poner efectos de sonido o clips de audio de los casos para poder ahorrar tiempo de edición y para no complicarme la vida, porque no en todos los casos tendría acceso a los mismos audios. Hice lo que podía con lo que tenía. Suelo seguir la regla KISS (Keep it Simple, Stupid)».
En este punto entramos en una de las cuestiones más espinosas a la hora de poner en pie un podcast de true crime: la ética y la sensibilidad al tratar temas de crímenes reales y sus víctimas. En ese sentido, Clara Tiscar lo tiene muy claro: «No me saldría hacerlo de otra forma. El respeto me parece primordial, tanto a las víctimas como a los datos, soy muy meticulosa con la información».
Y ese manejo de temas escabrosos también le afecta de forma personal: «Suelo tener siempre dos o tres casos en la cabeza, suelo estar documentando uno, escribiendo otro y empezando a documentar el siguiente… Creo que si solo fuera un caso, me obsesionaría más con ellos, pero siempre hay otro por empezar, por lo que cierro uno y empiezo otro». Pero algún poso queda: «Se queda algo conmigo siempre, hay casos que me ponen triste, otros de mal humor… pero trato de compartimentar y no llevármelos más allá del programa».
La proliferación de episodios y el aprendizaje ha llevado a Clara Tiscar a mejorar también en lo técnico. Esto afecta tanto a la forma de relatar los crímenes («Escribo pensando que lo voy a leer en voz alta, que tengo que narrarlo y uso técnicas literarias para organizar el relato. Creo que el “truco” es saber dosificar la información, tanto para que no empache como para mantener la tensión y el ritmo del relato») como en la propia calidad técnica de los programas.
En ese sentido, la evolución ha sido total: «Empecé grabando en casa y editando mis programas y ahora los grabo en la radio y los edita un profesional. Los del club de fans los grabo en un estudio de sonido y también se encargan de editarlos, así que en ese sentido tiene que haber mejorado muchísimo. Hemos mantenido la esencia, que a nivel de audio fuera un programa sencillo, sin florituras. En cuanto a la escritura, desde que estoy en Podium los guiones pasan por una edición profesional, por lo que también he aprendido mucho en este proceso».
El fenómeno true crime
Aunque ‘Criminopatía’ es un caso de éxito arrollador, no estamos ante un caso aislado. Hay programas en televisión que desbordan calidad, como el catalán ‘Crims‘. De hecho, este programa se ha visto, gracias a su elogiado acercamiento a los casos que trata, doblado al español en plataformas como Movistar Plus+ y Netflix, a rebufo del éxito de ficciones como ‘El cuerpo en llamas’. En la televisión catalana, el programa presentado por Carles Porta ha conseguido, a lo largo de cuatro temporadas y desde que empezó a emitirse en 2020, audiencias muy altas, de en torno al 20% de share.
La cosa no queda en el mundo documental. El éxito reciente de series españolas que dramatizan crímenes de gran alcance popular, como ‘El cuerpo en llamas‘, ‘El caso Asunta‘ o ‘El marqués’ son otra prueba del interés que despierta el género del true crime en cualquiera de sus vertientes. De hecho, la vertiente documental y la de ficción a menudo se retroalimentan: Netflix, que sabe muy bien cómo exprimir sus producciones, suele lanzar documentales de acompañamiento a las series true crime. Lo ha hecho por ejemplo con la serie ‘Monsters’ de Rian Johnson, o en España, con ‘El caso Asunta’.
Y finalmente, tenemos otros podcasts de éxito de género true crime. Ninguno ha llegado al éxito de ‘Criminopatía’, pero abundan y muchos son de extraordinaria calidad. ‘Negra y criminal‘ en Podium, ‘Elena en El País de los Horrores‘ de Ivoox Originals o, de forma ya más profesionalizada, ‘Territorio negro‘ de Onda Cero, son solo algunos de los que plagan los oídos de millones de españoles con tramas alambicadas. Todo ello desde puntos de vista muy diversos: de la investigación criminal al examen forense, pasando por el lado psicológico del asunto. Una auténtica fiebre que está muy lejos de disiparse en el olvido, como sucedía con muchos de estos crímenes antes de que los recuperaran los devotos del true crime.
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