Los huracanes se están descontrolando. Una muestra es que, aunque llevábamos tiempo previendo que llegarían a España, no terminaban de hacerlo… hasta que aparecieron los últimos coletazos de Kirk y de Leslie. Han dejado lluvias y vientos al norte de la Península, pero en el sureste norteamericano es algo mucho más habitual, con impactantes huracanes como Helene o el virulento Milton como los ejemplos más cercanos.
En un afán por protegerse, DARPA lleva años financiando la investigación de escudos para las costas. Y creen que los muros de moluscos y corales serán la solución.
Protegiendo las bases. Como apuntan en Wired, todo empezó en 2018. El huracán Michael azotó el Golfo de México, llevándose por delante varios aviones de combate de Estados Unidos con daños estimados en 6.000 millones en la Base de la Fuerza Aérea de Tyndall. Que se lleven casas es una cosa, pero que nos vuelque cazas es otra, debió pensar en Pentágono, y con más de 1.700 bases costeras por el mundo, era hora de pasar a la defensa.
Así, y con 67,6 millones de dólares para investigación, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa -DARPA- emprendió en 2022 una iniciativa de defensa para mitigar los efectos de las olas y el viento cuando se acerquen a las costas, concretamente a las bases de Estados Unidos.
Reefense. Actualmente, el Pentágono protege sus bases costeras como hacen las zonas civiles: con muros. Es algo que estamos viendo, por ejemplo, en Nueva York, que están levantando muros para frenar al mar (no por tormentas, sino porque la ciudad… se hunde). El método actual consiste en levantar muros de contención con grandes bloques de hormigón o rocas que desvían la energía de las olas.
Precisamente, ese es el problema: desviar la energía del agua implica que otro la recibirá y, además, no se absorbe la energía, por lo que se deterioran poco a poco. También hay que tener en cuenta que son estáticas y sea por la fuerza del agua o por el aumento del nivel del mar, pueden quedar fácilmente desfasadas. Así, el proyecto de defensa que DARPA ha encargado a tres universidades estadounidenses tiene el nombre de Reefense, una mezcla entre reef —arrecife— y defense —defensa—. Y más que un malecón, es una muralla orgánica.
Muralla de ostras. Concretamente, una muralla de ostras y otros moluscos. Cada universidad tiene unas pautas para desarrollar sus prototipos de contención, pero todos son más o menos lo mismo y la Universidad Rutgers ya tiene su prototipo listo para entrar en acción. Se trata de una estructura de 50 metros de ancho formada por tres estructuras de unas 20 toneladas cada una y con orificios entre ellas. En total, son 788 módulos de hormigón entrelazados, cada uno con 60 centímetros de ancho y 30 de alto.
La idea no es detener el agua, sino absorber el empuje de las olas y el equipo de Rutgers afirma que, sólo esta estructura puede absorber el 70% de esa fuerza. Ahora bien, la idea es que este malecón 2.0 sea colonizado por moluscos. Cuando eso ocurra, los investigadores creen que la muralla absorberá el 90% de la energía de las olas.
Mucho sentido. Los bivalvos se apilan unos sobre otros con uniones tan fuertes que están inspirando la creación de “cemento” para otros usos en estructuras marinas. Forman montículos y, cuando son golpeados por una ola, como hay tantas grietas, recovecos y formas diferentes, el agua se dispersa, por lo que la energía se difunde entre los huecos.
Además, a diferencia de un muro de hormigón que sólo se desgasta, las estructuras en las que hay ostras va creciendo en vertical a medida que más y más se unen al conjunto. Hay quien ya está cultivando ostras para que formen esas estructuras en las costas y lo que se quiere potenciar en este escudo marino es lo que ya dispersa la estructura artificial sumado al efecto de las ostras.
Y coral. Ahora bien, en aguas templadas, las ostras pueden ser una solución, pero en climas más cálidos como los de las bases tropicales, la clave son los corales. Los arrecifes de coral son muy eficientes a la hora de dispersar la energía marina, ya que se extienden mar adentro y, debido a la irregularidad de sus formas, cuando el agua llega a la costa, la energía se ha dispersado casi por completo.
El problema es que las islas hawaianas se están quedando sin costa, y ahí entrarían en juego programas de creación de esos arrecifes artificiales, como el que están desarrollando en el laboratorio de investigación Aplicada de la Universidad de Hawái, también dentro del proyecto Reefense. Este escudo estará compuesto por dos barreras de 50 metros de ancho dispuestas en fila, con otros 20 obstáculos con forma piramidal y un interior hueco que ayudará a dispersar la energía marina. Estas estructuras tienen un acabado poroso para fomentar que los corales las colonicen.
Retos. El proyecto de la Universidad de Hawái será como «una esponja de hormigón», comenta el director del Laboratorio de Futuros Arrecifes de Coral de la Universidad de Miami, la tercera universidad que investiga para DARPA. El problema son… las enfermedades y los tiempos. Si una enfermedad acaba con los moluscos, el efecto del muro disminuirá y es por eso que, en Rutgers, están seleccionando los individuos más resistentes para que éstos se reproduzcan. David Bushek, quien dirige el Laboratorio de Investigación de Mariscos Haskin en Rutgers, afirma que es algo que suele llevar tres años, pero que su equipo lo ha logrado en uno.
Con los corales ocurre algo parecido. En la Universidad de Miami se están desarrollando corales naturales que toleren mejor el calor: entre 1,5 y 2 grados centígrados. De esta forma, es más probable que con el aumento de temperaturas marinas, los corales no se debiliten. Sin embargo, hay quien considera que los tiempos están siendo muy ajustados. DARPA tiene que presentar su informe en 2027, por lo que el trabajo que no haya sido hecho, no se seguirá financiando y Donna Marie Bilkovic, profesora del instituto de Ciencias de Marinas de Virginianna comenta a Wired que hay que hacer un seguimiento sistemático para poder entender qué es lo que funciona mejor, pero que «simplemente, no hay financiación».
No sólo para el ejército. De la manera que sea, cuando llegue la fecha en la que DARPA presentará el informe, los datos recogidos por los diferentes equipos seguro que son de utilidad para desarrollar soluciones más allá de los muros de contención actuales. De momento, es algo enfocado a las fuerzas militares, pero Catherine Campbell, directora de Reefense en DARPA, comenta que «no es algo sólo hecho a medida para el ejército. Tenemos que estar alineados con los costos para el sector civil, y eso le da potencial para la comercialización».
Veremos a qué conclusiones llegan dentro de unos años, pero con unas tormentas que parece que aumentan año tras año y el creciente nivel del mar, encontrar soluciones más allá del simple hormigón no parece una mala idea.
Imágenes | Coral Restoration (2), Rutgers, Makai Ocean Engineering
En Xataka | Echar azúcar de caña al cemento puede ser la clave para conseguir un hormigón que se autorrepare
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