Imagínate que te dieran la tarea de encontrar un soporte de almacenamiento lo suficientemente robusto y fiable como para mantenerse inmudable durante miles de años. ¿Su misión? Guardar el genoma humano completo para que, en caso de ser encontrado en un futuro muy lejano, una inteligencia pudiera acceder a esos datos. Probablemente, lo primero que harías sería descartar los medios que utilizamos en la actualidad.
Nuestros discos duros y memorias USB acabarían inservibles a los pocos años. Algunas civilizaciones antiguas nos enseñaron que tallar rocas es una estupenda forma de preservar información a largo plazo, pero esta no parece ser una opción ideal en estos tiempos. ¿Y si pudieras utilizar materiales y técnicas avanzadas? La Universidad de Southampton se lo ha planteado, y ha encontrado una respuesta.
Una memoria 5D de cuarzo al rescate
Un equipo de investigadores la Universidad de Southampton estaban buscando un soporte de almacenamiento “eterno” para almacenar el genoma humano. La solución llego de la mano de un desarrollo Centro de Investigación de Optoelectrónica de la misma institución. Los especialistas crearon una memoria 5D de cuarzo capaz de almacenar hasta 360 TB de información sin pérdida de datos durante “miles de millones de años”.
Utilizar cristales de cuarzo para almacenar información durante largos períodos no es algo completamente nuevo. Esta alternativa obtuvo en 2014 el récord mundial Guinness por el material de almacenamiento de datos más duradero y años más tarde fue utilizado en Project Silica de Microsoft. Los investigadores de la Universidad de Southampton, por su parte, utilizaron una novedosa técnica de grabado.
En lugar de grabar solo las caras de la superficie, se recurrió a un método de que utiliza dos dimensiones ópticas y tres coordenadas para grabar todo el material con láser. También se ha contemplado la recuperación de los datos. La parte exterior de la memoria almacenada en el Archivo de la Memoria de la Humanidad, una cápsula del tiempo dentro en Austria, sugiere cómo acceder al contenido almacenado.
Por lo que cuentan los expertos, han utilizado un soporte de almacenamiento tan robusto que puede soportar extremos climáticos, por ejemplo, temperaturas de hasta 1.000 grados centígrados. La congelación o el fuego tampoco son un problema para la memoria de cuarzo. ¿Y si recibe un impacto de alrededor de 10 toneladas por centímetro cuadrado? Los datos no deberían alterarse en absoluto.
Imágenes | Universidad de Southampton
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