Mientras los rovers de la NASA siguen buscando pistas en Marte, las lunas heladas Europa, de Júpiter, y Encélado, de Saturno, se han convertido en las principales candidatas para albergar vida microbiana fuera de la Tierra en el sistema solar. Pero ¿qué haremos si descubrimos que no están habitadas?
Una idea controvertida. Encélado, con su océano subsuperficial y la confirmada presencia de elementos cruciales para la vida, es un foco habitual de fascinación científica. La Agencia Espacial Europea planea mandar allí una sonda que llegaría en 2054.
Anticipándose a una decepción, un grupo de astrobiólogos ha lanzado una propuesta audaz: si Encélado resulta estar deshabitada, podemos considerar «infectarla» deliberadamente con microbios terrestres para observar cómo la vida se propaga en un mundo habitable pero virgen.
Un experimento sin precedentes. Desde que empezaron a explorar el sistema solar, las grandes agencias espaciales se han tomado muy en serio no contaminar otros planetas y satélites, construyendo sus sondas en salas limpias para reducir el número de bacterias que podrían sobrevivir a bordo.
Este experimento consistiría en hacer lo contrario. Sería el primer intento a escala planetaria de construir una biosfera. Nos obligaría a aprender cómo ensamblar ecosistemas complejos desde cero, qué organismos son los más adecuados para hacerlo y cómo se comportan en condiciones extraterrestres.
Por qué sembrar vida en otro mundo. Charles S. Cockell, Holley Conte y M. Dale detallan su idea en un artículo publicado por la revista Space Policy. El grupo argumenta que, si futuras misiones confirmaran la ausencia de vida nativa en Encélado, la inoculación deliberada del satélite nos ayudaría a entender cómo se propaga la vida en océanos permanentemente oscuros.
La inoculación permitiría investigar cómo se organizaban los ecosistemas de bacterias en la Tierra Bola de Nieve o incluso si las chimeneas hidrotermales de una Tierra primitiva pudieron ser el lugar donde surgió la vida en nuestro planeta durante las épocas Hadeana o Arcaica temprana.
Una economía multiplanetaria. Entrando en un terreno más especulativo, un Encélado habitado podría, en teoría, convertirse en una fuente de materiales para la exploración del sistema exterior si la humanidad lograra convertirse en una especie multiplanetaria.
Los autores incluso mencionan la ingeniería de organismos como una opción para rentabilizar la nueva biosfera, transformando el océano de la luna de Saturno en una «planta de producción de biocombustibles», una vez que hayan prosperado nuestras bacterias metanogénicas. Incluso se podría recurrir a la biología sintética para diseñar organismos optimizados para Encélado.
Más rápido que terraformar Marte. El experimento sería, desde luego, una empresa multigeneracional, pero a diferencia de la terraformación de Marte, que llevaría siglos, la inoculación de un océano extraterrestre podría lograrse con la tecnología actual y sería «mucho más simple y menos costosa».
Pero también están las implicaciones éticas. ¿Cuántas misiones hacen falta para estar seguros de que Encélado está realmente deshabitada? ¿Es más valioso un experimento de este tipo que estudiar los procesos geológicos y geoquímicos de un mundo virgen?
Y quizá también cabe preguntarse: ¿seremos capaces de custodiar una segunda biosfera, además de la de la Tierra, durante múltiples generaciones? No está de más pensar a largo plazo, pero debemos intensificar antes nuestro sentido de la responsabilidad hacia la biosfera de la Tierra.
Imagen | NASA
En Xataka | Llevamos décadas buscando lugares «habitables» en el espacio. El océano de Encélado cada vez pinta mejor
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