Ver en funcionamiento sistemas como el canal de Suez o el canal de Panamá es impresionante. Estos canales permiten que los grandes buques mercantes (sean petroleros o portacontenedores) acorten sus viajes, y recientemente se ha demostrado su importancia. Con los conflictos en el Canal de Suez, los barcos tenian que dar un rodeo por el sur de África, encareciendo el transporte y retrasando entregas. En el Canal de Panamá, el problema era la sequía.
Son puntos estratégicos muy importantes (sin ir más lejos, se estima que el 40% de los contenedores que de Estados unidos pasan por él). Ahora, y tras 15 años de dimes y diretes, Europa emprenderá las faraónicas obras de su propio canal: el Canal Sena-Norte.
Necesidades históricas. Desde hace varios siglos, París ha demandado una mejor vía de comunicación fluvial entre su zona metropolitana y el norte del país. Es algo que permitiría maximizar los transportes en la zona del Benelux y, por tanto, una mejor conexión con Países Bajos, Luxemburgo, y el noroeste de Alemania. La idea era aprovechar la conexión del Sena con el Escalda, que desemboca en el mar del Norte y abre muchas posibilidades comerciales entre la capital francesa y buena parte de Europa.
Canal Sena-Norte. A lo largo de los siglos, se fueron creando canales que conectaban con París, pero a medida que las barcazas iban aumentando en tamaño y peso, el Canal del Norte, que unía París con el canal Dunkerque-Escalda y que permitía el suministro de carbón, se quedó pequeño. A mediados del siglo pasado se llegó a la conclusión de que se necesitaría un nuevo canal en París, aprovechando el Sena y, tras una consulta pública, en 1997 se llegó a la conclusión de que ese canal sería el Canal Sena-Norte.
En 2004, este canal fue uno de los 30 proyectos prioritarios de la red transeuropea de transporte, pero la suerte no estaba de su lado. Era el momento de empezar con el proyecto, pero se tuvieron que realizar algunas modificaciones y, en 2008, cuando el canal Sena-Norte se había declarado como de utilidad pública, llegó la crisis económica.
Problemas. En un principio, el coste estimado era de 4.300 millones de euros que iban a proceder de una asociación público-privada, pero con los retrasos, en 2013 se realizó una nueva estimación por parte de la Inspección General de Hacienda y del Consejo General del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible que puso freno al proyecto. El coste inicial se había subestimado: los nuevos números más realistas alcanzaron los 7.000 millones de euros. Se inició una reestructuración del mismo porque era algo que seguía siendo necesario.
La Unión Europea entró en juego y confirmó en 2015 que iba a financiar la primera fase de las obras del canal hasta con un 42% del presupuesto. Con esta inyección de dinero, las autoridades confiaron en empezar las obras en 2017, pero unas semanas antes del inicio de las mismas, el primer ministro Édouard Philippe, que acababa de llegar al cargo, las paralizó. El proyecto fue relanzado unas semanas después y los siguientes tres años pasó por diferentes despachos, pero en 2020 se acordó que las obras comenzarían en 2023 con una inauguración en 2030.
Números. Al final, el canal Sena-Norte conectará el Sena con los puertos de Dunkerque, Amberes, Rotterdam y el resto del norte de Europa gracias a un trayecto de 107 kilómetros con conexiones de vía ancha. El proyecto, al final, costará 5.000 millones de euros (más cerca de las cifras iniciales) con una distribución de 2.100 millones de euros de la Unión Europea, 1.100 millones de las regiones por las que pasa el canal, otros 1.100 millones del estado y 800 millones de deuda.
El canal pasará por 64 municipios, tendrá siete esclusas, será necesario construir tres puentes sobre carreteras para que puedan pasar, otros 62 puentes para que carreteras y vías ferroviarias crucen de un lado a otro, 45 ecopuentes para que la fauna también cruce y tendrá un ancho de 54 metros con una profundidad de 4,5 metros. Es una obra faraónica que también contará con 10 puertos y una reserva de agua de 14 millones de metros cúbicos.
¿Quieres más? Habrá 75 kilómetros de seto para que el canal no entre en conflicto con el paisaje, se plantarán 850.000 árboles y habrá 200 kilómetros de zonas peatonales para pasear.
Objetivos de altos vuelos. Pero todo esto… ¿para qué? Uno de los grandes conflictos del proyecto era las críticas a la necesidad del mismo. Según la organización del propio canal, es algo que permitirá reducir en un millón los camiones que habrá en las carreteras francesas cada año. Los transportes permitirán llevar más de 17 millones de toneladas de cara a 2035.
Todo esto permitirá descongestionar la Autopista del Norte y crear empleo durante la construcción del mismo, así como otros miles de puestos de trabajo en el sector logístico e industrial una vez se haya completado. Otra ventaja es que puede ser un alivio de cara a las inundaciones, así como un modo de transportar agua entre zonas que, en algún momento, estén más necesitadas.
Críticas. Pero si el proyecto se ha retrasado tanto no es sólo por los despachos, el presupuesto y la investigación arqueológica (que ha permitido encontrar vestigios de calzadas romanas y objetos de la Edad Media). Y la más feroz es algo que se ha bautizado como una falsa economía de camiones. Desde el canal, defienden que descongestionarán autovías, pero los críticos comentan que las mercancías que se transportan en camión y en barco son diferentes y que, con quien realmente competirá es con el tren.
El transporte en barco contamina menos que en camión, pero más que el ferroviario y los informes en contra afirman que el canal quitará el 40% del tráfico de mercancías en tren, pero sólo aliviará un 3% de las mercancías de camiones, por lo que… seguirá habiendo muchos en las carreteras.
Mediambiente. De la manera que sea, la sociedad del canal afirma que todo serán ventajas medioambientales porque ahorrarán 50 millones de toneladas de CO₂ para 2040 (ayudando a los objetivos de descarbonización), no tomarán agua de las reservas subterráneas y toda el agua que se utilice en las compuertas será reciclada.
De momento, las obras preliminares comenzaron en 2022, pero ahora es cuando han comenzado las obras de las esclusas, que es la fase más crítica del proyecto. Guste o no a los críticos, y tras 20 años de retrasos, el canal Sena-Norte ya es una realidad. O lo será en 2030.
Imágenes | Canal Seine-Nord, Somme, Canal Seine-Nord Europe
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