Los centros de datos y servidores son un pozo sin fondo de agua. También son la pescadilla que se muerde la cola. Las empresas cada vez necesitan más para realizar cálculos tan complejos y pesados como los de la inteligencia artificial, pero éstos necesitan agua para refrigerarse y funcionar debidamente. Y es algo que choca con los objetivos medioambientales que esas mismas empresas tienen para 2030 y 2050.
También consumen una burrada de energía (tanto que hay empresas como Google o Meta que van a usar energía nuclear para alimentar sus necesidades), y en esa búsqueda de soluciones, Microsoft cree haber dado con la clave: un circuito cerrado por el que circule el agua para no desperdiciar ni una gota.
Agua a montones. Ese elevado consumo de agua es necesario si queremos mantener los servicios actuales y seguir aumentando los centros de datos para las necesidades futuras. El calor es el peor enemigo de los procesadores y la refrigeración líquida es algo que podemos usar a pequeña escala en equipos caseros. En los centros de datos todo es a lo grande y se están explorando soluciones como sumergir los servidores en bañeras o instalarlos en el fondo del océano, directamente.
De la manera que sea, el consumo de agua es tan elevado que, por ejemplo, Google quiso montar un centro de datos en Chile y fue bloqueado debido al desproporcionado gasto en agua que iba a hacer: 7,6 millones de litros de agua potable al día.
Nueva generación. Microsoft es otro de los pesos pesados en este terreno de juego y también lleva años buscando cómo refrigerar mejor sus servidores. Hace tiempo, probaron en uno de los centros de datos de Azure en Washington algo que parecía una locura: sumergirlos en tanques en los que un líquido está hirviendo a una temperatura constante.
La nueva solución parece algo más sostenible y pasa por un rediseño de esas instalaciones de servidores. En un comunicado, la compañía ha comentado que en agosto de este año creó un rediseño de sus centros de datos para optimizar el consumo de agua en sus servidores que se encargan de dar vida a la IA. La clave está en una refrigeración líquida que se apoya en un bucle cerrado y comentan que, una vez que el sistema se llene durante el proceso de construcción, el agua circulará continuamente entre los servidores para disipar el calor sin necesidad de un suministro adicional.
Agua cero. Actualmente, cada centro de datos de Microsoft necesita 125 millones de litros de agua al año, una barbaridad que el nuevo diseño buscará reducir. Estos últimos años se han ido poniendo las pilas y, por ejemplo, pasaron de los 0,49 L/kWh en 2021 a 0,30 L/kWh en el último año fiscal, una mejora del 39%. El fin es consumir aún menos agua y, directamente, hablan de evitar ese suministro de agua dulce una vez construido el servidor.
2026. Ahora bien, es algo que se empezará a ver poco a poco. Microsoft ha comentado que la flota actual de servidores aún mezcla sistemas de disipación líquida y por agua, pero esos nuevos diseños de consumo cero se empezarán a probar en proyectos en Phoenix, Arizona, Wisconsin y Mount Pleasant. Una vez valoren el resultado, lo implementarán de forma masiva y los resultados se deberían empezar a ver en 2027.
Proyecto global. Al final, Microsoft no está sola en esto. Un ejemplo es Lenovo, cuyo centro de investigación y diseño en Carolina del Norte visitamos el año pasado para comprobar cómo están reduciendo el gasto de agua y energía a la hora de disipar los servidores. Un ejemplo es que los propios servidores contribuyan a esa economía circular, volcando parte del agua caliente para la calefacción y agua caliente del edificio, pero también para piscinas y otros usos.
Es evidente que las empresas van a tener que pasarse a este tipo de soluciones si quieren llegar a sus objetivos medioambientales en un panorama en el que el crecimiento de servidores (por todas las tareas que realizan, no sólo los cálculos de la IA) parece no tener fin.
Imágenes | Microsoft, Xataka
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