Hemos asistido a una peculiar evolución con ‘El Señor de los Anillos: Anillos de poder‘ en lo que respecta a su percepción por parte del público: de una serie unánimemente despreciada por los espectadores hemos pasado a ciertas impresiones positivas, elogios moderados de su espectacularidad y su visión del mundo de Tolkien, y, en general, la confirmación de lo que contábamos hace unas semanas. No es una serie pensada para los fans, sino para un público más amplio.
Historia de un desprecio. No hay serie reciente más rechazada de plano por los activistas anti-woke y por los fans con menos cintura para asumir los cambios del material original. ¿Cómo se manifestó esto en el mundo real? En bajísimas puntuaciones en Rotten Tomatoes, en decisiones de Amazon como cerrar las puntuaciones de IMDB y de la propia plataforma Prime Video. Las audiencias parecieron ser suficientes para Amazon, aunque también se comentó (siempre mediante estudios externos) que habían caído un 50% en la segunda temporada.
Mejor en la segunda. Sin embargo, se percibe cierta mejora en la recepción de la serie: para empezar, en Rotten Tomatoes la puntuación de la segunda temporada por parte de los fans no es tan abismal, aunque sigue siendo baja. Y se han leído críticas positivas, incluso hablando de ella en términos como «el mayor salto de calidad jamás visto en una serie». Nuestros compañeros de Espinof elogiaban apartados de ella como el visual, y han hablado de «un formidable final de temporada«. También en redes sociales se detecta cierta mayor tolerancia a la serie en su conjunto, quizás porque los espectadores se han dado cuenta de que el hecho de que haya elfos afroamericanos, en realidad, no importaba tanto.
… pero no todo lo deseable. Eso no ha impedido que hayamos visto grandes críticas también, claro. En 3DJuegos se lamentaban del giro final de temporada, hablando de «un momento de auténtica vergüenza ajena» al reinventar el origen del nombre de un personaje clave en la trilogía original. Y en la web francesa Jeux Video se habla de «la mayor traición jamás cometida al universo de El Señor de los Anillos» por la revelación de la identidad del Extraño, que se contradice con los textos de Tolkien. Por supuesto, podemos entresacar críticas positivas y negativas hasta la saciedad, pero sirvan como ejemplo de que podemos encontrar una de cal y otra de arena casi sin esfuerzo.
Una serie para no fans. Habábamos en su momento de que era complicado que Amazon hubiera puesto en pie una serie que costaba 400 millones de dólares por temporada para satisfacer solo a los lectores de Tolkien (que son muchos, pero si las películas de Peter Jackson triunfaron en su día fue, precisamente, por ir más allá y encandilar también a gente ajena al mundo de los lectores de fantasía, aparte de formar una nueva generación de fans -que ahora se quejan, claro-). Prime Video tenía que ir más allá también, y enganchar a un público más generalista.
It’s something. Para ese público, posiblemente, episodios como el de la batalla de Eregion no solo cita a clásicos conflictos conocidos por todos, como en este caso el del abismo de Helm, sino que proporciona las suficientes dosis de emoción y épica. De ahí, por ejemplo, el centrarse en Sauron durante varios capítulos (Tolkien, quizás, no habría aprobado un acercamiento tan íntimo a su villano, pero es de primero de guionista de serie popular esa contemplación de la némesis principal de la serie). Y derivado de ello, también está el tono más siniestro y violento de la serie en general, con respecto a la primera temporada, claramente en busca de una textura más comercial. El resultado va a seguir sin convencer a todos, pero la serie, poco a poco, está encontrando a su público.
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