Si ves un vídeo sobre cómo decorar tu espacio de trabajo, seguro que aparece una planta. También en oficinas, restaurantes o tiendas: están en todas partes. Pero para muchos, ya no son solo un elemento decorativo. Las plantas se han convertido en algo más cercano: se han convertido en una nueva mascota.
Es más, hay gente que las ve como a sus «niñas». Y el motivo es que estamos desarrollando una relación muy profunda con ellas.
Las nuevas mascotas. He crecido rodeado de plantas y, sin embargo, nunca me llamaron la atención. No entendía el interés que tenía la gente en cuidar algo que no hacía nada. No mueven el rabo cuando vuelves a casa, no te acompañan al cuarto de baño en tu momento más íntimo y no te arañan cuando intentabas hacerle una caricia. Poco a poco he ido cambiando de parecer y, ahora, me encantan. También me siento muy identificado con este meme:


No es nuevo. Ahora bien, las plantas de interior llevan con nosotros desde el Antiguo Egipto, restos en Pompeya revelan que los pompeyanos cuidaban plantas de interior. Pero algo cambió con la pandemia del COVID-19. Quizá por no poder salir tanto de casa durante unas semanas o por otros motivos, parece que empezamos a desarrollar una relación especial con las plantas de interior.
Todo ventajas. Hay estudios que hablan de esto, precisamente, de cómo las plantas de interior nos ayudan a conectar con la naturaleza. También se ha investigado sobre la mejora de la calidad de aire y una serie de beneficios emocionales, como la reducción del estrés o sus propiedades a la hora de crear un ambiente tranquilo en el hogar.
Pero más allá de todo esto, está el hecho de que son seres vivos que necesitan nuestros cuidados, es satisfactorio verlas crecer y desarrollarse y, sobre todo, no requieren una atención tan exigente como las que sí pueden necesitar las mascotas. Si nos vamos de viaje, no hay que dejárselas a nadie, no necesitan salir a hacer sus cosas en un día lluvioso, no ensucian el hogar, no hacen ruido y, en definitiva, son fáciles de cuidar.
También es posible que, simplemente, tengamos alergia al pelo de los animales o no nos dejen tener una mascota en un piso de alquiler, y todos ellos son escenarios perfectos para una planta de interior.
Conexión más profunda de lo que parece. Volvamos a eso de que estamos formando un vínculo con las plantas. The Conversation ha publicado un estudio que se realizó en Australia durante la mencionada pandemia. En total, los investigadores encuestaron a 115 personas adultas (69% mujeres, 30% hombres y un 1% no binario) entre 18 y 69 años y se encontraron un escenario curioso.
La mayoría tenía una media de 15 plantas de interior (una sola tenía 500, y no se me ha colado un cero) y lo más interesante es que la relación entre ellos y las plantas variaba considerablemente. El estudio identifica cuatro niveles de “compromiso”. Son los siguientes:
- Comprometidos – Aquí se agrupa la mayoría de adultos, un 42%. Cuidan sus plantas, les gustan y disfrutan de ellas. Les satisface verlas crecer, pero la relación es práctica y ese crecimiento es la recompensa.
- Compromiso limitado – Un 23% de los encuestados valoran el tener plantas, pero no tienen ningún tipo de apego emocional. Son simplemente parte de la decoración.
- Altamente conectados – Vamos con los polos opuestos. En esta categoría, un 14% de los encuestados afirmó que mantienen un vínculo emocional profundo con las plantas, llegando a considerarlas como parte de la familia. No sólo las cuidan, sino que se preocupan intensamente por su salud, buscan cómo cuidarlas de la mejor forma posible y se sumen en una espiral de tristeza y culpa si una muere. Incluso si sólo se rompe una hoja. En el estudio apuntan que, en ocasiones, realizan entierros simbólicos en el jardín.
- Sin relación – (Aquí podría haber estado hace unos años). El 12% de los encuestados afirmó que no les prestan atención y que si las tienen es porque se las han regalado. Falta un 9% para llegar al 100%, pero sus respuestas no fueron válidas y no se incluyeron en el estudio.


Y el mercado lo nota. En Reddit hay un montón de hilos en los que la gente muestra sus plantas de interior, comentan sus cuidados y presume de “colecciones”, pero algo interesante es que en muchos comentarios señalan que empezaron dicha colección a raíz de la pandemia del COVID-19. Pensándolo bien, creo que también fue en ese momento cuando mi mentalidad empezó a cambiar, y esto es algo que está notando el mercado.
Dineros. En los últimos cinco años, se estima que el mercado global de plantas de interior ha experimentado un crecimiento notable, con una tasa anual del 5% desde la pandemia. El valor total del mercado era de unos 19.400 millones de dólares en 2023 y se espera que alcance los 30.000 millones de cara a 2032 con un crecimiento sostenido en todas las regiones.
De hecho, estos últimos años se han lanzado multitud de elementos inteligentes para que quien quiera plantas, pero no una responsabilidad, pueda tenerlas en casa. Hablamos de sistemas de domótica con conexión al móvil y hasta de macetas inteligentes, algunas con diseños muy llamativos gracias a pantallas que dan “vida” a la planta. Y también hay memes, muchos, muchos memes sobre este asunto.








Plantas ‘pet friendly’. Ahora bien, si ya tenemos amigos de cuatro patas en casa y estamos pensando en iniciarnos en el mundo de las plantas, hay algo de vital importancia, literalmente: las plantas que escojamos deben ser aptas para perros y gatos. Hay muchas plantas que no son tóxicas, pero otras tantas sí lo son, y en diferentes grados: desde algo de irritación hasta problemas mucho más severos.
Lo bueno es que hay mucha información y, aunque no es lo más fiable del mundo, siempre podemos pedir consejo a ChatGPT cuando estemos en el vivero, incluso mandando una foto de la planta para que la analice y nos guíe.
Imagen | Smrithi Rao
En Xataka | Bienvenidos a Poison Garden, el jardín más venenoso del planeta: cualquier planta en él puede matarte
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