Crisis en Volkswagen. Capítulo XX.
Bien podríamos empezar así este artículo porque, casi a diario tenemos nuevas noticias del gigante germano y de sus crisis internas. Sí, esa que amenaza con despedir a miles de empleados en Alemania, cerrar tres fábricas y reducir el salario de los trabajadores que se queden a los mandos.
Estas han sido algunas de las últimas informaciones que hemos ido conociendo de una historia que dio sus primeros pasos en el verano de 2023 cuando Thomas Schäfer afirmó que el Grupo Volkswagen estaba «en llamas» y que debían ahorrar 10.000 millones de euros en tres años. Una historia que, eso sí, se había gestado mucho antes, como ya dejaba entrever la salida de Herbert Diess, quien abandonó su puesto como CEO del Grupo Volkswagen un año antes, en el verano de 2022.
Con ese plan de ahorro necesario para la supervivencia de la compañía, según sus propios directivos, se están acometiendo reformas integrales y otras de menor calado, como la retirada de los Porsche que se entregaban a los altos ejecutivos del grupo.
Pero, sin duda, la reforma de mayor envergadura parece que se centrará en el trabajo. La compañía tiene un grave problema: necesitan reducir el volumen de vehículos para adaptarla a la demanda real. Y ese camino pasa por recudir la fuerza laboral, cerrar plantas…. o fabricar para otros.
Una salida de emergencia
La información la trae Bloomberg. Según el medio económico, la mesa de negociación entre empresa y empleados tiene sobre la mesa decidir si la fábrica de Emden, en la que actualmente trabajan 8.900 personas, dedica sus servicios a producir vehículos para terceros.
«La dirección ha propuesto vender las plantas de Osnabrück y Dresde. Volkswagen también está considerando la posibilidad de utilizar su planta de Emden para la fabricación para terceros«, se puede leer en la información de Bloomberg en las que citan a «personas que pidieron no ser nombradas».
La decisión sería una salida de emergencia para salvar esta fábrica y no sumarse a los cierres de Osnabrück y Dresde, (2.300 y 340 empleados, respectivamente) y que representarían el primer cierre de una planta de Volkswagen en suelo germano desde la Segunda Guerra Mundial.
La compañía necesita, según sus directivos, reducir su producción en medio millón de unidades para adaptarse a la demanda real de vehículos. Entre 2016 y 2019, Volkswagen fue el conglomerado automovilístico que más coches vendió en el mundo y ha seguido peleando con Toyota por alcanzar el primer puesto. Sin embargo, en 2022 confirmaron que tiraban la toalla para centrarse en la venta de modelos más caros y rentables para la compañía, pese a perder cuota de mercado.
Esa estrategia pasaba por aumentar la producción de coches eléctricos. Sin embargo, el mercado no ha aceptado la propuesta de Volkswagen como la compañía esperaba y sus inversiones mil millonarias se han chocado contra los problemas de software, un mercado europeo en el que se ha frenado la venta de eléctricos y un descenso de ventas en China.
Pero también una situación extremadamente complicada en Alemania que ha ayudado a disparar los costes. Recogen en Motorpasión que desde la compañía han hecho hincapié en los altos salarios que cobran sus empleados, lo que lleva a la compañía a dedicar más dinero a esta partida que BMW o Mercedes, dado que el casi el 45% de su fuerza laboral se encuentra en el país germano.
El país está sufriendo también los altos precios de la energía, que arrastran desde el veto al gas ruso, lo que refuerza la posición de Volkswagen de que es necesario reducir su producción en suelo germánico o, como ya se ha puesto encima de la mesa, dedicar la planta a producir modelos de terceros.
Foto | Volkswagen
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