«La guerra, la guerra no cambia nunca». Esa es la frase que abrió ‘Fallout 3’, un videojuego de 2008 y que tuvo serie homónima hace poco. Sin embargo, la guerra ha cambiado y cada vez estamos más cerca de un futuro en el que la participación de los humanos sea muy diferente. Estados Unidos, China y Rusia están embarcados en una especie de guerra espacial. Los drones se han convertido en una amenaza y las armas de energía ya están aquí.
Preparándose para ese futuro, y temiendo cada vez más los ataques de drones, Estados Unidos acaba de presentar su nueva arma: una ametralladora fija controlada por inteligencia artificial.
Sin espacio para humanos. La guerra es un negocio y hay potencias que se lucran cuando hay un conflicto armado. La industria armamentística es tremendamente poderosa y está en continuo desarrollo. Igual que hay ferias en las que se presentan los nuevos móviles del año, hay eventos en los que esas empresas presumen de sus nuevas creaciones. Y, en el marco del evento de Experimentación y Reparación Tecnológica (conocido como T-REX, qué apropiado), el Departamento de Defensa de Estados Unidos mostró un sistema de armas robóticas autónomas controladas por IA.
Su nombre, como podemos leer en Wired, es Bullfrog, una ametralladora propiedad de la empresa Allen Control Systems, uno de los contratistas de Defensa. Y su CEO es Steve Simoni. Exingeniero nuclear de la Marina de EE. UU., Simoni considera que «el campo de batalla del futuro estará lleno de increíbles robots autónomos como el nuestro disparándose entre sí. No creo que haya mucho espacio para gente con armas».
Bullfrog. No es una ametralladora como tal, es un sistema. La parte ejecutiva, podríamos llamarla así, es una ametralladora M240 de 7,62 milímetros montada en una torreta giratoria. El diseño es muy similar a los sistemas de ametralladora que podemos ver en algunos barcos, pero lo especial de Bullfrog es el sensor electroóptico y, sobre todo, el cerebro.
ACS ha desarrollado un sistema de inteligencia artificial que ha sido entrenado con una única tarea en mente: disparar con precisión a drones de pequeño tamaño. Esto es un desafío para un humano debido a la enorme precisión que se ha de tener. Incluso disparando ráfagas, derribar un dron en movimiento no es nada fácil. Con armas de energía operadas por humanos, tampoco, pero Simoni afirma que su sistema puede derribar un DJI Mini (un dron extremadamente pequeño y muy ligero) de dos disparos. «Ningún humano podría hacerlo», afirma el CEO.
Hasta arriba de IA, pero supervisada. Este sistema de inteligencia artificial desarrollado por ACS, además del entrenamiento para derribar drones, se basa en tres principios:
- Procesamiento de imágenes gracias a los «ojos» digitales que capturan y analizan las imágenes del entorno en tiempo real. Gracias a esto, el Bullfrog puede distinguir drones de otros objetos y, además, calcular la trayectoria. Incluso cuando realizan maniobras evasivas.
- Machine learning gracias a algoritmos que optimizan su rendimiento en cada sesión. Desde ACS se dice que pueden aprender entre cada disparo, algo que ningún soldado puede hacer.
- Diseño modular para que varios Bullfrog se integren en una misma línea de defensa. Por ejemplo, guardando un perímetro o a lomos de diferentes vehículos de un convoy.
Ahora bien, algo interesante es que está diseñado para mantener al humano en control. El Pentágono tiene una política que rige las armas autónomas letales, por lo que el sistema de ACS puede apuntar y seguir a los objetivos, pero no dispara hasta que el operador humano pulsa el botón desde un sitio a distancia.
Preparado para la autonomía total. Eso sí, Brice Cooper, director de estrategia de la empresa, comentó a Wired que el sistema «es totalmente autónomo. Solo estamos esperando que el Gobierno determine sus necesidades». Esto implica que el Bullfrog está listo para operar de forma totalmente autónoma, permitiendo que el operador humano se concentre en otras tareas.
Necesario. Y la presentación del Bullfrog llega en un momento en el que la amenaza de drones es más real que nunca. Estos últimos meses se han registrado varios ataques con drones, muchos de ellos comerciales que se modifican para combate. Un ejemplo fueron los 170 drones con los que Irán atacó Israel hace unos meses. Los drones kamikazetambién llevan un tiempo en el campo de batalla y Cooper dice que sistemas como su Bullfrog son necesarios debido a que «el panorama de las amenazas se ha hiperacelerado».
«Hace un año, nadie estaba realmente preocupado por los pequeños drones que estaban destruyendo todo tipo de vehículos blindados en Ucrania. Ahora, estamos en las etapas más incipientes de cómo será el panorama de las amenazas no tripuladas, y va a implicar una inversión seria del Departamento de Defensa», continúa Cooper.
Cuestión de dinero. Ahora bien, un factor importante en todo esto es el precio. Los drones está claro que preocupan a Estados Unidos, pero sistemas como los de armas de energía dirigida (que se han desenvuelto bien en las pruebas) son tremendamente caros y muy poco rentables. El disparo es barato, sí, pero no el sistema, por lo que no es rentable cuando el enemigo usa drones muy baratos.
La clave del Bullfrog es, precisamente, el uso de munición de 7.62 milímetros que es barata y está extendida. Mike Clementi trabajó en estrategias antidrones junto al ejército de Estados Unidos y en el artículo de Wired comenta que «si el Bullfrog funciona, sería la solución más barata que existe para eliminar cantidades masivas de objetivos baratos».
Imágenes | ACS
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