La Unión Europea, tras meses estudiando cómo podía pegar un mordisco al mercado de los coches eléctricos chinos, hizo públicos sus planes: aranceles. Del mismo modo que hizo Estados Unidos, Europa anunció este verano un paquete de aranceles al coche eléctrico extranjero que iba desde el 17% a compañías como BYD hasta un 36,3% a SAIC. Por otro lado, Tesla fue una víctima colateral con unos aranceles del 9%.
China ha empezado a moverse para abrir fábricas fuera de su territorio, pero como es lógico, la medida no les ha hecho gracia. Hasta tal punto que, como apuntan desde Bloomberg, desde el Gobierno se está dando una instrucción clara a los fabricantes de coches: que su tecnología no caiga en manos occidentales. ¿Cómo? Mediante los llamados ‘kits desmontables’.
China mete la directa. Los aranceles empezarán a aplicarse a partir del 30 de octubre si todas las partes (Comisión Europea y Estados miembros) están de acuerdo. Si entran finalmente en vigor, tendrán una validez de cinco años, pero como decimos, China no se ha quedado de brazos cruzados.
Muchas de sus principales empresas de automoción ya se están moviendo para escapar de esos impuestos comerciales. Para ello, están abriendo fábricas en otros países a los que estos aranceles no les afectan, con ejemplos como MG en Tailandia, BYD con grandes planes para México (lo que abriría, además, la puerta del mercado estadounidense) y Chery aprovechando la antigua planta de Nissan en Barcelona para una de las primeras fábricas de coches chinos en Europa.
Secretos guardados con celo. Chery, sin ir más lejos, es el mayor exportador de coches chinos a nivel mundial, por lo que esas sanciones les afectarían enormemente y de ahí que busquen el modo de evitarlas tanto como sea posible. Y una característica que comparten los coches eléctricos chinos (más allá del precio), son las innovaciones tecnológicas que pueden ser muy jugosas para los fabricantes occidentales. Para impedirlo, el Ministerio de Comercio de China celebró en julio una reunión a la que asistieron una docena de fabricantes nacionales.
En ella se discutieron diferentes asuntos, pero se les dio una máxima: hay que guardar los secretos de la industria de vehículos eléctricos lo máximo posible. Eso implica que la producción de las piezas y sistemas clave de sus vehículos permanezca dentro de China, donde es mucho más sencillo para los organismos competentes realizar la protección de dicha información y así es más complicado que sea filtrada a países que quieren acoger fábricas de empresas Chinas, pero han votado a favor de los aranceles (España, sin ir más lejos, cuando tiene mucho que perder).
Kits desmontables. Pero claro, si la intención es la de fabricar coches en el extranjero, ¿cómo de compatible es hacerlo sin que se filtre nada? Ahí entran en juego los llamados ‘kits desmontables’. La idea es que las empresas chinas realicen todo el trabajo en esas partes clave del vehículo. Posteriormente, desmontan las piezas y las mandan a las fábricas en otros países, donde las vuelven a ensamblar.
Está previsto que Chery Automobile en su planta española realice este trabajo de reensamblado de piezas previamente montadas. Pero puede que eso no salga tan bien como China espera.
Europa contaba con ello. Valdis Dombrovskis es el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea y ya avisó de que las plantas chinas en suelo europeo podrán evitar el pago de aranceles sólo si éstas cumplen ciertos requisitos. Uno de ellos es que se debe crear un nivel mínimo de valor en la Unión Europea y es posible que esos ‘kits desmontables’ choquen con el espíritu de los aranceles.
El propio Dombrovskis comentó lo siguiente: «¿Qué parte del valor añadido se creará en la UE y qué parte del know-how se almacenará aquí? ¿Se trata de una simple planta de montaje o de una planta de fabricación de automóviles? Hay una diferencia sustancial». Por tanto, parece que, al menos desde la Unión Europea, ya estaban visualizando un escenario en el que China haría un movimiento similar al que, al parecer, quieren ejecutar.
Contigo no, India. Otros países están alineados con esto y en Brasil, por ejemplo, BYD y Great Wall Motor Co. han declarado que quieren aumentar la proporción de componentes producidos y obtenidos localmente para satisfacer los requisitos de componentes locales de, al menos, un 50% para poder exportarlo al resto de Latinoamérica sin aranceles. Donde las empresas chinas lo tendrán mucho más difícil es en países como Turquía o India.
Turquía introdujo en junio unos aranceles del 40% a las importaciones de vehículos Chinos, por lo que, si los fabricantes quieren invertir en el país, primero deben solicitarlo al Ministerio de Industria y Tecnología de la Información y a la embajada china en Turquía. En India, la cosa es diferente. Los últimos movimientos geoestratégicos han llevado a las dos naciones a un punto muy estresante y, en la mencionada reunión, el Ministerio de Comercio chino apuntó que los fabricantes no deberían realizar ninguna inversión relacionada con automóviles en India.
Al final, se trata de un tira y afloja entre ambas partes que pilla tanto a los fabricantes chinos como a los usuarios que buscan comprar uno de estos vehículos en el ojo del huracán. Y falta ver qué hará China con los productos occidentales si, finalmente, los aranceles entran en juego.
Imagen | Chery
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