Hay pocos casos en los que el éxito empresarial llegue de forma fortuita y casual. Grandes millonarios como Bill Gates, Warren Buffett, Steve Jobs han reconocido que se obsesionaron su proyecto y eso les hizo alcanzar el éxito. En muchas ocasiones, el camino hacia el éxito extremo está lleno de sacrificios y desafíos que no todo el mundo está dispuesto a afrontar.
Así lo explicó Justine Musk, escritora y primera esposa de Elon Musk, en una publicación en Quora hace ya algunos años, que la madre los cinco primeros hijos de Musk no ha eliminado. Vivir en primera persona cómo su pareja se convertía en millonario sirve como testimonio de excepción de la evolución de estos visionarios, tal y como contó en una conferencia TEDx Talks.
Personalidad extrema, éxito extremo
La publicación de Justine Musk era la respuesta a otro post que se preguntaba cómo se podía alcanzar semejantes cotas de éxito personas como Bill Gates, Steve Jobs, Richard Branson o su exmarido, Elon Musk. Su respuesta no se hacía esperar: «El éxito extremo es el resultado de una personalidad extrema y se consigue a costa de muchas otras cosas».
La escritora matizaba un aspecto importante que ha diferenciado a todos y cada uno de estos millonarios: «el éxito extremo es diferente de lo que supongo que podría considerarse simplemente ‘éxito’, así que debes saber que no tienes que ser Richard o Elon para ser rico y exitoso y mantener un buen estilo de vida».
Según Justine, estas personas no solo tienen talentos únicos, sino que lo acompañan con una mentalidad obsesiva que les impulsa a trabajar sin descanso. “Estar obsesionado. Estar obsesionado. Estar obsesionado”, enfatizó la escritora, que convivio con Elon Musk antes de que este se convirtiera en millonario y se casaron tras vender su participación en PayPal, convirtiéndose en millonario.
En su escrito, afirma que Elon Musk está obsesionado con el reconocimiento y eso deriva en otros aspectos de su personalidad.
«Estas personas tienden a ser bichos raros e inadaptados que se vieron obligados a experimentar el mundo de una manera inusualmente desafiante durante toda su vida. Desarrollaron estrategias para sobrevivir y, a medida que envejecen, encuentran formas de aplicar estas estrategias a otros aspectos de la vida y crean para sí mismos una ventaja distintiva y poderosa. No piensan como piensan otras personas. Ven las cosas desde ángulos que desbloquean nuevas ideas y perspectivas».
Bill Gates ha reconocido en alguna ocasión tener cierta tendencia a obsesionarse. El magnate de la tecnología aseguró que, en los primeros años de Microsoft, enfocó toda su vida a un único trabajo: llevar a Microsoft a lo más alto.
La exesposa de Musk afirmaba que el Síndrome de Asperger, que Elon Musk reconoció padecer en su monólogo de Saturday Night Live, ha marcado su relación con el mundo y ha definido su camino empresarial cuya obsesión principal es llegar a Marte. «Son clavijas cuadradas en agujeros redondos», sentenciaba Justine Musk.
Esta obsesión deriva de haber definido claramente sus objetivos, y vertebrar toda su trayectoria profesional para conseguirlo. El veterano inversor Warren Buffett utilizaba una sencilla técnica basada en dos listas con las que depuraba sus objetivos prioritarios, y evitaba que ninguna otra tarea le apartara de él.
Motivación: el motor detrás de las mentes brillantes
Según contaba la escritora en su publicación, el perfil de estos empresarios se construye en torno a una mezcla de habilidades únicas y visión audaz que les hace soportar sesiones de trabajo impensables para cualquier otra persona.
Walter Isaacson contaba en su biografía de Elon Musk, que el millonario incluso dormía en las oficinas de Tesla y enviaba correos a sus empleados a altas horas de la madrugada trabajando más de 100 horas a la semana.
Bill Gates también estaba obsesionado con el trabajo hasta el punto de no entender por qué sus empleados querrían tomarse unas vacaciones «Por aquel entonces era bastante extremo con el trabajo. Trabajaba los fines de semana. Realmente no creía en las vacaciones», declaró el millonario a la BBC.
Esta dedicación exclusiva (y exhaustiva) es la que sirve de motivación para persistir en su objetivo. «Persigue algo porque te fascina, porque la búsqueda en sí te atrapa y te obliga. Las personas extremas combinan brillantez y talento con una ética de trabajo ‘loca’, así que, si el trabajo en sí no te motiva, te agotarás o te quedarás en el camino o tus competidores extremos te aplastarán y te harán llorar».
El propósito juega un papel esencial en este proceso. «Sigue tus obsesiones hasta que aparezca un problema que afecte a muchas personas y que estés dispuesto a resolver, incluso si eso significa morir en el intento», escribió Justine, que aseguraba que encontrar este propósito puede llevar incluso años, pero es lo que mantiene a estas personas enfocadas a pesar de los desafíos.
Convivir con el estrés y el riesgo
Según el relato de Justine Musk, el estrés se convierte en un compañero de viaje para estos millonarios. » Aprende a manejar un nivel de estrés que destrozaría a la mayoría de las personas», recomienda Justine.
«Ayuda tener una energía y una resistencia sobrehumanas. Si no tienes la suerte de tener una genética divina, entonces esfuérzate por estar en forma. Habrá jet lag, fatiga mental, soledad, reuniones sin sentido, grandes reveses, dramas familiares, problemas con tu pareja a la que rara vez ves, gente que te aburre y te molesta».
De acuerdo con Justine, las personas que han triunfado a los niveles de Elon Musk, Steve Jobs, Jeff Bezos o Bill Gates no afrontan el fracaso del mismo modo que el resto de personas, y eso les ha llevado a transitar caminos que nadie había pisado antes, consiguiendo productos e hitos que nadie se había planteado hasta la fecha. Elon Musk reconocía en una entrevista para el evento SXSW de 2013 que había cometido muchísimos fallos en su carrera.
«No temen al fracaso (o al menos lo temen, pero de todos modos siguen adelante). Experimentan fracasos heroicos, espectaculares, humillantes y muy públicos, pero encuentran una manera de replanteárselos hasta que no se trata de un fracaso en absoluto. Cuando fracasan de maneras en las que otras personas no fracasan, aprenden cosas que otras personas no aprenden ni aprenderán nunca. Tienen una determinación y una resiliencia increíbles», aseguraba la escritora en su publicación
Según Justine, esta capacidad de redefinir el fracaso les permite adquirir conocimientos que otros no logran. Además, el impacto emocional del error se reduce cuando se asume como parte del proceso: «La presión rompe huevos, pero también crea diamantes.» Por ello, aceptar los problemas como una constante en cualquier proyecto es fundamental para no perder de vista el objetivo.
Imagen | TEDx Talks, Flickr (MEAphotogallery, Web Summit, Dan Farber)
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