Mientras el resto del mundo está acabando con 2024, en Japón viven ya en 2124. Y por si no tuviéramos suficientes ejemplos, este mismo noviembre, la famosísima cadena de tiendas de conveniencia japonesas Lawson sacó a la venta la ‘Nomu mayo’, una mayonesa bebible lista para consumir en el mismo establecimiento.
Es «la bebida fría que los fanáticos de la mayonesa han estado esperando durante mucho tiempo», decían desde Lawson. Los fanáticos de la mayonesa, en cambio, no parece estar de acuerdo.
¿Qué es exactamente ‘Nomu mao’? Porque, como insisten desde la compañía, no, no es mayonesa bebible en sentido literal. Es más bien una «bebida estilo mayonesa». De hecho, en los ingredientes se puede leer que está elaborada con «leche, producto lácteo y condimiento de mayonesa».
Pero, pero, pero… ¿En serio sabe a mayonesa? Y tanto. De hecho, según las ‘críticas’ y ‘primeras impresiones’ que podemos encontrar por redes sociales, su problema real es que sabe demasiado a mayonesa.
«Si no te gusta la mayonesa, esto podría matarte». Con estas palabras, empezaba David R. Munson su análisis de la bebida. «Si te gusta la mayonesa», continuaba, «esto podría arruinártela para siempre». Y es que esa la opinión generalizada: «es tan horrible como suena«, «lo tiré por el desagüe«, «es algo que no necesitas en tu vida«.
¿Va en serio? Según The Independent, Lawson ha sacado el producto «en periodo de prueba». Y, por las reacciones que está cosechando, no está claro que lo vaya a superar.
¿Entonces por qué dices que «Japón vive en el futuro»? Porque no hablo de la ‘Nomu mayo’, hablo de cómo una tendencia propia de las dinámicas propias del mundo de internet se está instalando en el corazón de la economía mundial. A juzgar por el recibimiento, esta bebida de mayonesa no podía ser una apuesta serie y de futuro: es una mezcla entre el meme, el marketing y la ‘happenización’ de las experiencias de usuario (cuanto más bizarras mejor).
Es algo que llevamos viendo de forma recurrente en las cadenas de comida: la aparición de productos llamativos (aunque difícilmente comercializables) para generar movimiento alrededor de los locales. También lo hemos visto con los turrones y con decenas de sectores. En muchos casos, productos como los primeros teléfonos plegables se adaptaban a esto como un guante.
Esto parece haber llegado también a los supermercados, uno de los sectores más clásicos (y aburridos) de la economía. ¿Esto significa que empezaremos a ver compañías eléctricas ofreciendo «tarifas planas de velas» o fabricantes de smartphones presentando el último modelo de ‘teléfonos de envases yogurt e hilo‘? Es pronto para decirlo, pero por lo que viene de Japón, tiene toda la pinta.
Imagen | Lawson / Andrew Leu
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